Actualizado 19/03/2014 22:04

Prohibido morir en Longyearbyen

Longyearbyen, Noruega
Longyearbyen, Noruega / Getty

Por si los osos polares y el cambio climático no fueran suficientes problemas con los que lidiar para los habitantes de Longyearbyen, un pueblo situado en un archipiélago de islas en Noruega, se les suma uno nuevo: queda prohibido morirse.

A pesar de su situación geográfica, a 1.500 km del Polo Norte, y de su temperatura, 50 grados bajo cero en invierno, Longyearbyen tiene censados aproximadamente a 1.500 habitantes en la que se denomina la ciudad más septentrional del planeta. Pero su característica más curiosa es que no tiene cementerio. El pequeño cementerio que tiene no acepta más cuerpos desde hace 70 años. Por aquel entonces, muchas eran las personas que querían morir en esa fría ciudad.

El porqué se resume básicamente en que las bajas temperaturas de la zona impiden la descomposición de los cuerpos, manteniéndose éstos intactos. Este hecho hizo que, en su momento, los creyentes en que los avances de la ciencia les harían algún día inmortales, quisieran morir y ser enterrados en estas islas con la esperanza de que fuesen resucitados en un futuro.

A las autoridades no les quedó otro remedio que prohibir el enterramiento de más cadáveres en el cementerio de Longyearbyen. Si alguien se encontrase en un estado grave o terminal de su enfermedad no le quedaría otra que ser trasladadoen avión o barco a su ciudad natal o a cualquier otra ciudad donde esté permitido darle sepultura.