MADRID, 6 oct. (EDIZIONES)
La primera vez que Yari Buckland, un niño de cuatro años, de Bromley, al sur de Londres, empezó a jugar al golf fue con un juego de palos de plástico que no costaron más de 4 Libras que le regalaron por su primer cumpleaños.
Con dos años empezó a practicar con su propio juego de palos de metal y ahora, con cuatro años, no solo es el terror de sus compañeros en el green, sino que se conoce a más jugadores de golf que su propio padre.
Según su padre, Jamie, de 41 años, el verdadero interés de su hijo con el golf salió a la luz cuando el pequeño, además de jugar, también pedía ver el deporte por la televisión.
Su ídolo es el golfista profesional norirlandés Rory McIlroy y dice que de mayor quiere ser como él.
En el vídeo se puede ver a Yori tocando la pelota para marcar un hoyo en uno hasta en cuatro ocasiones y todas ellas con una confianza y un estilo que hacen pensar que lo que hace es pan comido.