MADRID 28 Nov. (EUROPA PRESS) -
La rentabilidad exigida al bono francés con vencimiento a diez años llegaba a superar este jueves por primera vez al de la deuda equivalente emitida por Grecia ante la incertidumbre sobre la estabilidad del Gobierno del país galo.
De este modo, el rendimiento del bono francés a diez años vista oscilaba durante la mañana entre el 2,964% y el 3,025%, mientras que el del país heleno se movía entre el 2,973% y el 3,008%.
En el caso de España, el rendimiento exigido en el mercado secundario al bono a diez años rondaba el 2,88%, mientras que la referencia del 'bund' estaba en torno al 2,15%.
Sobre esta situación, el ministro francés de Finanzas, Antoine Armand, ha afirmado este jueves en declaraciones a la emisora BFMTV que "Francia no es Grecia", defendiendo que el país galo tiene una economía, una situación de empleo, de actividad, de atractivo, un poder económico y demográfico mucho mayor.
En este sentido, para el ministro el repunte de la presión sobre la deuda francesa más allá de la de Grecia es un recordatorio de que hay países que están haciendo su trabajo, "que han estado en números rojos y que se han arremangado y han dicho a sus compatriotas va a ser difícil, pero vamos a ahorrar".
De tal manera, ha recordado los momentos difíciles que atravesaron otros países como Grecia, Italia o España para subrayar que si Francia hace el esfuerzo, en vez de abandonar, "mañana podremos volver a invertir, mañana podremos hacer negocios".
"Como un avión que está en altura y, en un momento dado, corre el riesgo de perder el control. Pero hay una manera. Este camino es este presupuesto, volver al 5% en 2025, lo que demuestra que no seremos el único país de Europa que no estará por debajo del 3% dentro de unos años", ha defendido.
La incertidumbre sobre la viabilidad del Gobierno galo se ha intensificado ante las dificultades del Ejecutivo liderado por Michel Barnier para sacar adelante sus presupuestos y la posibilidad de que la izquierda y la ultraderecha acaben desalojándolo a través de una moción de censura.
El Gobierno cuenta con la posibilidad de recurrir de nuevo al artículo 49.3 de la Constitución, una prerrogativa que le permite solventar el trámite parlamentario sin votación, pero que abre la puerta a potenciales mociones de censura.
Bastan 289 votos para que los diputados tumben al actual Ejecutivo y la izquierda previsiblemente volverá a poner a prueba su continuidad. Si a los votos del Nuevo Frente Popular de izquierdas se sumasen los de Le Pen y sus socios, llegarían a los 320.