Actualizado 10/10/2006 16:32

RSC.- CIOSL recomienda al Gobierno de Kirguistán que intensifique sus esfuerzos para combatir el trabajo infantil

Algunas escuelas suspenden las clases para que los menores trabajen en los campos de tabaco y cuyas ganacias son para el centro


MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -

La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) pidió hoy en un nuevo Informe sobre Kirguistán, --uno de los Estados de Asia central que integraban la Unión Soviética--, que haga "algo más" para garantizar los derechos de los trabajadores y para acabar con la grave situación de trabajo infantil que actualmente padece.

El Informe, dado a conocer coincidiendo con la revisión de la política comercial de Kirguistán que lleva a cabo la Organización Mundial del Comercio (OMC), también estima que el código laboral del país se ha debilitado como consecuencia de la influencia de las instituciones financieras internacionales y de los inversores extranjeros.

"Está claro que el gobierno del país no ha aplicado como es debido las leyes sobre trabajo infantil", señaló en este sentido el secretario general de la CIOSL, Guy Ryder. "Aunque en principio se pueden imputar distintos cargos contra los empresarios que violan la ley, generalmente el castigo es mínimo", agregó.

El trabajo infantil es un fenómeno muy difundido y especialmente evidente en el sur del país, más pobre que el resto. Aunque las estadísticas nacionales lo presentan solamente como un problema de "menor alcance", expertos citados por la ONU estiman que 125.000 menores trabajan en empleos que atentan contra los convenios internacionales sobre trabajo infantil.

Muchos niños realizan tareas en empresas familiares, trabajos domésticos, en agricultura o venden productos en kioscos situados a lo largo de los caminos. Y los menores a menudo hacen inclusive hasta 12 horas diarias junto a los adultos, a pesar de que se les paga menos.

También hay datos de escuelas que hacen trabajar a los alumnos en la cosecha de tabaco. Los ingresos de esa tarea son para las escuelas y no para los menores o sus familias. En otros casos, se cancelan las clases y se envia a los menores a cosechar algodón. En las zonas urbanas de todo el país también se encuentran chicos sometidos a explotación sexual comercial, según la CIOSL.

FALTA DE CONCIENCIACION

"Las autoridades parecen tener poca conciencia del problema de trabajo infantil. Ésa es al menos la única manera en que podemos explicar que no tomen medidas para solucionarlo", agregó Ryder. "Lo cierto es que para conseguir mejorar la situación en este ámbito se necesitan medidas de largo alcance", añadió. A su juicio, "es necesario seguir trabajando con las autoridades y las familias para prevenir las peores formas de trabajo infantil, especialmente en las zonas rurales del sur".

En el Informe se señala asimismo que el derecho de huelga, uno de los derechos centrales de los trabajadores, "está indebidamente restringido en muchas ocupaciones no esenciales, como los ferrocarriles y el transporte público, la aviación civil y los servicios postales". La OIT ha llegado a la conclusión de que, según sus convenios internacionales de ese ámbito --que además han sido refrendados por el gobierno de Kirguistán--, esos sectores no pueden ser exceptuados del derecho de huelga y no se los debería exceptuar por tanto tampoco en Kirguistán.

Finalmente, el Informe considera que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), junto con la presión de los inversores extranjeros, han influido en Kirguistán para que este país debilite considerablemente su legislación laboral.

"En general, se consideraba que el código laboral promulgado en 1998 era el que mejor protegía en ese momento los derechos de los trabajadores de toda la Comunidad de Estados Independientes (CEI)", dijo Ryder, subrayando sin embargo que la enmienda de 2004, hecha sobre la base de las recomendaciones de las instituciones financieras internacionales, entre otras, "redujo los derechos relacionados con el trabajo y fundamentalmente reflejó los intereses de los empleadores".

"El de Kirguistán es otro de los desafortunados casos que muestran la manera en que esas instituciones socavan el progreso social de los países a los que se supone deben prestar asistencia", concluye Ryder.