MADRID, 10 Mar. (EDIZIONES) - En concreto, el Consejo de Gobierno del BCE ha anunciado tras su reunión que la inflación de la zona euro este 2016 será del 0,1%--frente al 1% estimado en diciembre-- y que el crecimiento se situará en el 1,4% --frente al 1,7% previsto--. El turbulento comienzo de año que vivieron los mercados ha hecho cambiar de parecer a la máxima institución bancaria europea, que reconoce así que la senda económica tomada por el viejo continente no era la correcta. A pesar de sacar toda su artillería, Draghi no ha aplicado, debido a su "complejidad", el sistema de tramos con el que solo gravaría con el tipo máximo una parte del dinero que la banca tiene aparcado en el BCE. Actualmente, el sector vive una crisis de rentabilidad en la que ven cómo sus márgenes se estrechan cada vez más. Así, el analista de XTB Joaquín Robles interpreta como un "guiño" hacia los bancos la decisión de comprar deuda corporativa. "El BCE puede desahogar a las empresas comprándoles bonos, por lo que estas van a tener mayores facilidades de pago de su deuda", indica Robles, quien añade que no encuentra otra explicación a que las entidades bancarias aplaudiesen, con subidas en bolsa, unas decisiones "a priori" negativas para ellos. De cara a las inversiones y a la financiación, las decisiones de Frankfurt deberían provocar que el precio de los créditos siga cayendo hasta niveles mínimos históricos, lo que incitaría tanto a empresas como hogares a invertir. Además, los bancos deberán reducir sus depósitos en el BCE si no quieren que aumenten las penalizaciones de sus excesos de liquidez, otra razón más para favorecer el flujo de crédito. Tras la reunión, queda patente que las directrices europeas son totalmente opuestas a las de la Reserva Federal estadounidense (Fed), que el pasado mes de diciembre decidió subir los tipos de interés por primera vez en ocho años. La decisión del BCE no ha sido unánime en una reunión en la que el presidente del Deutsche Bundesbank, Jens Weidmann, --uno de los miembros del consejo que más se ha opuesto a realizar estímulos monetarios-- no tenía voto, lo que demuestra que existen dudas sobre el devenir de la economía europea. No hay precedentes, nadie sabe con certeza lo que ocurrirá. A pesar del optimismo inicial, el Ibex 35 ha cerrado plano y el Eurostoxx 50 ha caído un 1,51%.