ROMA, 3 Sep. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
El ministro italiano de Función Pública, Renato Brunetta, consideró hoy que el Gobierno debería sacar adelante el plan para rescatar a Alitalia de una quiebra segura, a pesar de que los sindicatos no estén de acuerdo.
Brunetta hizo estas declaraciones a la televisión italiana 'La7', ante cuyas cámaras criticó la opinión del consejero delegado de Intesa Sanpaolo, Corrado Passera, quien había asegurado que el plan saltaría por los aires si no contaba con el apoyo de los sindicatos.
Al respecto, Brunetta consideró que en nada podría afectar la falta de apoyo de los sindicatos. "Para nada, hay que seguir para adelante", afirmó, al tiempo que recordó que "la situación de Alitalia es el producto de una mala política, seguramente, pero también de un mal sindicato".
De hecho, hace pocos meses, la férrea oposición de los sindicatos fue una de las causas que provocó la retirada del plan Air France-KLM, con el que la compañía franco-holandesa se ofrecía para comprar Alitalia. La otra causa fue el rechazo de Silvio Berlusconi, entonces todavía jefe de la oposición, quien en plena campaña electoral atacó duramente la propuesta francesa.
Las afirmaciones del ministro Brunetta llegan en el mismo momento en que sindicatos y Gobierno se están preparando para la delicada negociación de los despidos, en la que no se descarta un posible rechazo por parte de los representantes de los empleados.
En cuanto al número de despidos, el ministro de Trabajo, Maurizio Sacconi, insistió en lo difícil que sería calcular el número. "Se pueden hacer pronósticos, expresar temores, pero todavía no se dan las condiciones para hablar de números", se limitó a decir.
Después de días anunciando la posibilidad de que los despidos asciendan a 7.000 empleados, la prensa italiana lanzó ayer nuevas hipótesis. En concreto, el diario 'La Repubblica' señaló que la cifra podría ser más reducida, cercana a los 4.500 despidos.
El Gobierno sigue insistiendo en que, a pesar de los sacrificios, sería mucho peor dejar a todos los trabajadores en la calle, que suman unas 20.000 personas.
