MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
La oferta de 4.500 millones de dólares (3.333 millones de euros al cambio actual) formulada por el magnate Kirk Kerkorian sobre el grupo Chrysler podría fracasar a no ser que el multimillonario encauce rápidamente la negociación para establecer contactos con la corporación DaimlerChrysler, informa hoy el diario 'Financial Times'.
DaimlerChrysler no ha considerado "suficientemente seria" la oferta presentada por Kerkorian a través de su sociedad de inversión Tracinda, y no ha invitado a los representantes de esta sociedad a las reuniones que sí ha mantenido con otros potenciales compradores.
Fuentes próximas al proceso indican que la exigencia de Kerkorian de convertirse en "negociador exclusivo" es una demanda "irracional". Asimismo, señalan que la oferta de Tracinda es la más baja de las recibidas por DaimlerChrysler.
De esta forma, frente a los 4.500 millones de dólares (3.333 millones de euros ofrecidos por Kerkorian, las propuestas de Cerberus, de Blackstone y del fabricante canadiense de componentes para automóviles Magna superan los 5.000 millones de dólares (3.700 millones de euros).
Kerkorian sostiene que dispone de mayor capacidad para invertir a largo plazo que los fondos de inversión aspirantes a comprar Chrysler, pero algunos ejecutivos de DaimlerChrysler consideran que el magnate sólo pretende obtener dinero a costa de Chrysler.
Kirk Kerkorian llegó a ser el principal accionista individual de Chrysler, antes de la fusión con Daimler-Benz en 1998, un proceso que el millonario llevó a los tribunales por considerar que no fue una fusión entre iguales, como la planteó DaimlerChrysler, sino una absorción del grupo estadounidense por parte del alemán.
El juez desestimó la demanda del millonario, propietario de una de las principales cadenas de casinos de Norteamérica, quien en mayo de 2005 anunciaba por sorpresa su entrada en el capital de General Motors, mediante dos operaciones que le permitieron alcanzar una participación del 8,84%.
El magnate abandonó definitivamente en diciembre de 2006 el accionariado de General Motors al desprenderse del 4,95% del capital del grupo, como reacción del empresario ante el fracaso de las conversaciones entre General Motors, Renault y Nissan para dar entrada a la corporación estadounidense en la alianza franco-nipona, impulsadas por el propio Kerkorian.
