NUEVA YORK, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
Varias agencias de ayuda humanitaria de Naciones Unidas han denunciado este lunes que unos cuatro millones de personas, la mitad de la población de Sudán del Sur, se enfrenta a una grave crisis alimentaria debido a los enfrentamientos en la frontera, entre las comunidades del nuevo país y por el flujo de sursudaneses procedentes de Sudán.
El pasado julio, Sudán del Sur proclamó su independencia tras celebrar un referéndum en enero en que el 99 por ciento de los sursudaneses votaron a favor de la separación. La celebración del plebiscito era una de las condiciones del acuerdo de paz firmado entre Jartum y Juba que puso fin a 50 años de guerra civil.
Jartum se ha negado a conceder la doble nacionalidad a los sursudaneses que viven en su territorio, alrededor de 500.000, por lo que están obligados a volver a su lugar de nacimiento, a pesar de llevar años en Sudán, o regularizar su situación adquiriendo la nacionalidad sudanesa.
El Programa Mundial de Alimentos (PAM) y la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señalaron en un comunicado que al menos la mitad de los nueve millones de habitantes del nuevo país podrían sufrir hambre. El número de personas que podría enfrentarse a una situación de desnutrición aguda podría ser de un millón de personas.
Sudán del Sur solo producirá la mitad de los alimentos que necesita, debido a la escasez de lluvias y a los enfrentamientos entre comunidades que ha provocado que miles de personas tengan que huir de los campos, según estas organizaciones, citadas por la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.
"Si los conflictos continúan, la gente se verá obligada a desplazarse y el precio de los alimentos seguirá creciendo, por lo que el número de personas que padecen hambre podría doblarse", señalaron la FAO y el PAM. El director del PAM en Sudán del Sur, Chris Nikoi, indicó que "esta es una crisis creciente que el mundo no puede permitirse ignorar".
El ministro sursudanés de Asuntos Humanitarios, Joseph Lual Achuil, instó a la población a intentar salvar todas las cosechas antes de que llegue la estación de lluvias o 1,7 millones de personas podrían verse "seriamente afectadas por la hambruna".
"Si no hacemos todo lo posible para conseguir mejorar la situación, 4,7 millones de personas estarán sin alimentos y, si están sin comida antes de las lluvias, ¿qué pasará después? Vamos a tener un desastre", señaló.
AUMENTO DE LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS
El precio de los alimentos se disparó después de que Sudán cerrase la frontera común tras la independencia, aunque otros países de la región también se han visto perjudicados por el aumento de los precios debido a la subida de los combustibles.
George Mabany, un trabajador de una agencia humanitaria en Bentiu, capital del estado sursudanés de Unidad, aseguró que los precios se han triplicado desde mayo, cuando el Ejército sudanés ocupó la región fronteriza de Abyei y cerró la frontera.
La economía de Sudán del Sur depende en un 98 por ciento de sus exportaciones de petróleo, pero a finales de enero decidió cerrar sus pozos debido a un enfrentamiento con Jartum sobre el pago de tarifas por el uso de su oleoducto y de sus puertos para exportar el crudo. Según Juba, las autoridades sudanesas se estaban haciendo con parte de sus exportaciones, por lo que los pozos sursudaneses se cerraron, lo que podría perjudicar aún más a la población.
El PAM solo tiene la mitad de los 250 millones de dólares (188 millones de euros) que necesita para atender a 2,7 millones de personas. Además, con la llegada de la estación de lluvias, algunas zonas serán inaccesibles por carretera, según Ramiro Lopes da Silva, subdirector del PAM. "Por el momento, no tenemos suficiente dinero ni para lo que ya teníamos planeado", indicó.
REFUGIADOS DESDE SUDÁN
La situación podría empeorar si aumenta el número de refugiados procedentes del sur de Sudán que huyen de la represión de las fuerzas de seguridad de Jartum que atacan a los grupos insurgentes en su territorio. Los enfrentamientos en Kordofán del Sur y Nilo Azul han obligado a 417.000 personas a tener que abandonar su casa, según la ONU.
Por el momentos, unas 80.000 personas han cruzado hacia Sudán del Sur, la mayoría con problemas de malnutrición, afectados por la malaria o neumonía. Princeton Lyman, enviado de Estados Unidos para los dos países, advirtió de una hambruna inminente.
"Lo que tenemos ahora es la sensación de urgencia. En un par de meses, estaremos en lo que se conoce como la temporada del hambre, tanto en Sudán como en Sudán del Sur, y obviamente el impacto sobre la población es potencialmente peligroso", comentó.
Por su parte, el embajador de Amnistía Internacional en la ONU, Renzo Pomi, denunció que hace seis meses, la población a ambos lados de la frontera ya rebuscaba comida y se alimentaba de frutos silvestres. "Los civiles siguen viviendo en condiciones precarias, con comida insuficiente, sin refugio o acceso a servicios sanitarios y con el temor de ser bombardeados", indicó.
Las agencias humanitarias denunciaron que las autoridades sudanesas no les permitían acceder a las zonas donde se estaba desarrollando el conflicto y que miles de personas no tenían comida ni acceso a servicios sanitarios.