Actualizado 06/04/2019 19:31

La misionera italiana condecorada por el Papa: "Soy solo una pobre hermana que trata de dar siempre lo mejor de sí"

Pope leads weekly general audience
Massimiliano Migliorato

   ROMA, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -

   La misionera italiana Maria Concetta Esu, de 85 años, a quien el Papa condecoró la semana pasada por su labor como obstétrica en África donde ha ayudado a nacer a miles de niños, resta méritos a su hazaña al señalar de forma humilde que no tiene "nada más que los demás".

   "No tengo nada más que lo demás, soy solo una pobre hermana que trata a dar siempre lo mejor de sí", ha asegurado en declaraciones a Europa Press después de que el pontífice la indicase como un ejemplo de testimonio católico y como modelo para todos los misioneros.

   La monja de la Congregación de las Hijas de San José de Genoni lleva casi 6 décadas como misionera en África, donde trabaja como matrona en África subsahariana, una de las zonas del mundo donde se registran las más altas tasas de mortalidad materna y donde dos tercios de las muertes infantiles se producen durante los primeros 28 días de vida. "De 1959 al 2014, he ayudado a nacer a 33.777 niños. Después he perdido la cuenta", ha especificado.

   Su labor también se extiende al asesoramiento a las embarazadas sobre alimentación o cuidados del bebé ya que el periodo después del parto es el de mayor riesgo para los recién nacidos. "África me da vida, esperanza y amor. Me da alegría de servir, Dios no dice has rezado mucho. Dice estaba enfermo y me has salvado; estaba hambriento y me diste de comer; era pequeño y me has ayudado. Yo quiero imitar eso", ha comentado.

   De su trabajo en África recuerda sobre todo a las personas a las que asiste: "Recuerdo a las madres a las que he asistido antes y después del parto; a los niños que han nacido bien y también a los que han estado enfermos y mal. Que han estado en reanimación y con la fe y la gracia de Dios han respirado y hoy están vivos".

   La primera vez que se reunió con Francisco fue en Banghi, capital de República Centroafricana, última etapa de su gira africana en noviembre de 2015. La monja viajó en canoa a través del río y le acompañaba una niña llamada Felicitá (Felicidad). "Esta niña ahora cursa Primaria. El Papa me preguntó por ella y me ha pedido que le dé un beso de su parte. Con el encuentro en la audiencia general del miércoles 27 de marzo suman cuatro las veces que he podido hablar con el Papa", ha explicado. "Ahora ya somos amigos", ha remachado.

   La monja italiana reconoce que su sitio está en África adonde viajará para las celebraciones de Semana Santa: "Mi objetivo es morir en África. Fui por primera vez muy joven, allí he dejado mi juventud y quiero pasar toda mi vejez con ellos".

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