MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
El 50 por ciento de los 10,5 millones de los refugiados que hay bajo la protección del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) vive en ciudades de todo el mundo, y al menos el doble del número de desplazados internos y los refugiados que regresan a sus hogares viven en entornos urbanos, aseguró este lunes esta agencia de la ONU que ha pedido a autoridades estatales y locales que unan fuerzas y diseñen nuevas estrategias para responder a este desafío.
"Tenemos que abandonar la idea de que la mayoría de los refugiados vive en los campamentos de ACNUR", afirmó el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres. "Lo que estamos presenciando en la actualidad es que cada vez hay más refugiados viviendo en las ciudades", añadió durante su intervención en el 'Diálogo del Alto Comisionado' -- un proceso creado por Guterres en el año 2007 para facilitar el debate informal sobre cuestiones de protección global entre ACNUR, líderes de distintos países, ONG y sociedad civil--, que este año se centra en los desafíos en la protección de los refugiados en el contexto de la urbanización.
Al igual que los 3.300 millones de personas que viven en ciudades de todo el mundo, los refugiados se han trasladado a los centros urbanos, especialmente en los países en desarrollo, en una tendencia que se ha acelerado desde la década de los cincuenta. El número de personas que viven en las ciudades se ha cuadruplicado durante los últimos 60 años, desde los 730 millones en 1950 hasta los 3.300 millones en la actualidad.
"Los derechos de los refugiados viajan con ellos, sea cual sea el lugar al que huyan", afirmó Guterres. "Tienen derecho a la misma protección y servicios en las ciudades que los que recibían en los campamentos", añadió.
De acuerdo con cifras recientes, la capital afgana, Kabul, se ha septuplicado desde el año 2001, y muchas de estas nuevas llegadas son antiguos refugiados que han regresado desde Irán o Pakistán, o desplazados que escapan de la violencia que aún existe en las zonas rurales del país.
Asimismo, la ciudad colombiana de Bogotá, o Abiyán --en Costa de Marfil-- han absorbido cientos de miles de víctimas del conflicto que se refugian en suburbios que carecen de servicios. En Oriente Próximo, Siria y Jordania también son países a los que se dirigen cientos de miles de iraquíes que se ven obligados a huir de su país.
INVISIBILIDAD DE LOS REFUGIADOS
La agencia indica que los refugiados tienen que luchar por sobrevivir en ambientes urbanos. "Obligados a vivir en suburbios superpoblados y chabolas, con poco o ningún acceso a la sanidad ni a los servicios sociales, la mayor parte está obligada a trabajar en el sector informal de la economía, donde están sujetos a la explotación", indica el comunicado de ACNUR, que afirma que muchos de estos refugiados urbanos prefieren permanecer "invisibles" por el miedo a ser deportados, lo que dificulta el registro e identificación.
"Cuando los refugiados no son bienvenidos por las autoridades ni por la población, prefieren permanecer escondidos, puesto que temen la detención y una posible expulsión. Algunos refugiados podrían no ser conscientes de la existencia de ACNUR (...), y la 'invisibilidad' de esta población dificulta los esfuerzos de la agencia a la hora de darlos protección", señala el comunicado.
Para poder maximizar el trabajo de la agencia, ésta se comunica con las diferentes comunidades a través de medios tradicionales y nuevos --como los que ofrecen los medios de comunicación o a través de celebraciones culturales-- y, en ocasiones, organiza equipos móviles para registrar a los refugiados en sus hogares, vecindarios o centros.
La llegada de números elevados de desplazados forzosos a las ciudades supone un desafío adicional a los recursos estatales como la sanidad y la educación, y puede llevar a un incremento en los precios de los productos básicos como los alimentos.
Los refugiados en las ciudades viven junto con nacionales e inmigrantes que han emigrado a las zonas urbanas en busca de un mayor nivel de vida. Estos grupos diferentes luchan todos los días con dificultades dentro de sus comunidades, a las que les falta incluso apoyo social, señala ACNUR.
La presión cada vez mayor sobre las infraestructuras, los servicios sociales y de alojamiento en las comunidades que ya tienen dificultades puede crear tensiones entre las poblaciones locales y de refugiados y, en el peor de los casos, puede incrementar la xenofobia con resultados catastróficos.
Dentro de esta realidad, ACNUR se enfrenta con algunos desafíos básicos, como identificar y llegar hasta los refugiados. "Mientras que el problema es global, las condiciones varían en gran medida en cada región, y muchas dependen de la respuesta local", afirmó Guterres.
COOPERACIÓN CON LA POBLACIÓN LOCAL
"Esto es por lo que, así como el trabajo a nivel gubernamental, estamos subrayando el papel de los alcaldes y de las autoridades locales como una cuestión de base. Esperamos que ayuden a construir el entendimiento y la cooperación entre los refugiados y la población local, ya que pueden constituir una gran diferencia", añadió.
La nueva 'Política para la Protección de Refugiados en Zonas Urbanas y Soluciones' que publicó esta agencia de la ONU el pasado mes de septiembre --sustituyendo así a la política anterior que tenía fecha de 1997-- pide a los países, autoridades municipales y alcaldes, agencias humanitarias y a la sociedad civil que reconozca esta nueva realidad y que una fuerzas para poder afrontar el desafío que supone una población de refugiados cada vez mayor viviendo en las ciudades de todo el mundo.
Esta nueva política fue fruto de sus experiencias a la hora de ayudar a cerca de 400.000 de los dos millones de desplazados iraquíes desde el año 2003, la mayor parte de los cuales huyeron a grandes ciudades en los países vecinos.
CAMBIO DE COMPOSICIÓN
En este documento, ACNUR afirmaba que la población de refugiados en las zonas urbanas no sólo se incrementa en el tamaño sino que cambia en su composición. En el pasado, indica, una proporción significativa de refugiados urbanos registrados con la agencia eran hombres jóvenes, mientras que en la actualidad hay números muy elevados de mujeres, niños y ancianos residen en zonas urbanas, especialmente en aquellos países donde no hay campamentos.
"Suelen enfrentarse a una serie de riesgos en su protección, como la amenaza del arresto y la detención, el acoso, la explotación y la discriminación así como su vulnerabilidad hacia la violencia y el tráfico de personas", señala este documento.
Así, ACNUR indica que trabaja con diferentes agencias de la ONU especializadas en menores y con ONG y organizaciones civiles para identificar, localizar y proteger a menores no acompañados que sufren un riesgo algo de ser explotados y convertirse en "niños de la calle", un riesgo al que también se enfrentan las mujeres y niñas, a quienes se les conceden alternativas positivas para que no se vean obligadas a recurrir a la prostitución para sobrevivir.