MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
El 91 por ciento de los menores bangladeshíes entrevistados por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) afirma que ha sufrido castigos físicos en la escuela mientras que el 74 por ciento asegura haber sido torturado en su casa, según afirmó este jueves esta agencia de la ONU.
Los resultados de la encuesta también muestran que el uso de palos o bastones para castigar a los menores en la escuela se eleva hasta el 87,6 por ciento en este país del sur de Asia. El castigo físico en las escuelas puede ser desde golpear la palma de la mano con una regla o un palo, obligar al menor a permanecer de pie, dar bofetadas, tirar del pelo o retorcer las orejas o la nariz, así como obligar a los niños a permanecer de rodillas, según esta encuesta realizada por el Gobierno bangladeshí y UNICEF en 2008.
En sus hogares, el documento señala que más de un tercio de los niños detallan que la frecuencia y gravedad de los castigos van de moderados a altos como los reproches, la censura, las amenazas, bofetadas, palizas, el hecho de lanzar objetos a los menores y el darles patadas.
Los niños también están expuestos al castigo corporal en sus lugares de trabajo. Cerca de un 65 por ciento de los niños que trabajan también aseguran haber sido castigados, mientras que un 25 por ciento informó de castigos físicos, recoge la agencia Xinhua.
UNICEF también señala que un total de 3.840 hogares fueron analizados para esta encuesta, divididos entre las zonas étnicas, rurales, urbanas y los suburbios, y fueron entrevistados un niño entre los nueve y los 18 años y uno de los padres o tutores por cada casa.
De acuerdo con el informe, los niños declararon que el castigo físico sólo debería ser utilizado si los métodos más suaves de disciplina, como las advertencias o las amenazas, no corrigen el comportamiento de los menores. Asimismo, aseguraron que dar consejos de manera cariñosa es más eficaz, y mostraron su preocupación por el daño físico y emocional de los castigos.
De forma global, los niños creen que el castigo corporal hace más daño que bien. "UNICEF en Bangladesh está comprometido a la participación infantil", aseguró el representante de UNICEF en este país, Carel de Rooy.
"Como parte de este compromiso, queríamos conocer su experiencia y sus puntos de vista sobre el castigo corporal", aseguró, y añadió que la violencia empleada como una forma de disciplina puede tener efectos devastadores en los niños y que nunca está justificada.
La ministra bangladeshí para las Cuestiones de las Mujeres y los Menores, Shirin Sharmin Chaudhury, que estaba presente en la rueda de prensa, aseveró que el Gobierno está tomando medidas más prácticas para asegurar los derechos de los menores. "Daremos importancia a la opinión de los niños para formular nuestra próxima política nacional para detener la violencia contra los menores y asegurar un mejor crecimiento", aseguró.