Una investigadora francesa tarda 10 días en llegar a su lugar de trabajo, la Antártida, para analizar al pingüino Adelia

Europa Press Sociedad
Actualizado: lunes, 14 diciembre 2009 18:34

A BORDO DEL 'ASTROLABIO', OCÉANO ANTÁRTICO (Reuters/EP)

La doctora Mireille Raccurt, investigadora del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS por sus siglas en francés) financiado por el Gobierno de Francia y profesora en la Universidad Claude Bernard de Lyon, tarda más de 10 días en volar y navegar los mares que la separan de su lugar de trabajo.

Raccurt viaja desde hace ocho veranos australes a la estación científica francesa Dumont D'Urville, en la zona oriental de la Antártida donde investiga al pingüeino Adelia, cuya población ha disminuido en más del 65 por ciento en los últimos 25 años a causa de la reducción del hielo marino y de la escasez de almentos.

"En Francia no es posible que los pingüinos Adelia visiten tu oficina como ocurre en la Antártida", señaló Raccurt a Reuters a bordo del barco 'Astrolabio', un rompehielos en el sur del Océano.

"Los pingüinos Adelia son un modelo único de adaptación del metabolismo", destacó la investigadora, que explica que éstos residentes del Polo Sur son animales endotérmicos, es decir, pueden mantener su temperatura corporal constante a 38 grados Celsius a pesar de las gélidas temperaturas que los rodean. El programa de CNRS investiga los mecanismos de adaptación que han desarrollado los pingüinos Adelia contra las frías temperaturas durante su ciclo de vida.

Diciembre es el mes más cálido en la Antártida y es entonces cuando los pingüinos hacen turnos para incubar sus huevos hasta que nace la cría, que tiene que ganar peso rápidamente para poder sobrevivir a la rigurosa vida adulta. Debido a la brevedad del verano, el crecimiento de los pingüinos Adelia es una "carrera contra reloj" y tener casi 24 horas de luz al día permite a la doctora a pasar largas temporadas en su laboratorio sobre el hielo.

"Cualquier parámetro, por ejemplo las condiciones climáticas o la disponibilidad de alimentos, que afecte el rápido crecimiento de la cría y la obtención de reservas de energía, es perjudicial para la supervivencia juvenil durante ese período inicial y más adelante en la partida al mar", señaló.

En este caso, el calentamiento global ha ayudado a reforzar la población de pingüinos ya que implica un acceso mejor a aguas ricas en alimentos y con menos hielo. Según Raccurt, cualquier cambio en el ecosistema puede provocar cambios dramáticos en las poblaciones de aves marinas y además, a su juicio, es "bastante normal" que los pingüinos se acerquen a su laboratorio, donde extrae muestras de tejidos para después, analizarlas. "Aquí paso la mayor parte del tiempo trabajando. Es una gran ventaja tener todo el tiempo para trabajar", explicó.

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