Entre el 11 y 16 por ciento de los adolescentes españoles desarrollan algún tipo de conducta violenta, según un experto

Europa Press Sociedad
Actualizado: viernes, 8 junio 2007 16:32

MADRID 8 Jun. (EUROPA PRESS) -

Entre un 11 y un 16 por ciento de los adolescentes españoles desarrollan alguna forma de agresividad o conducta violenta, dada "la menor capacidad para expresar los sentimientos y para dialogar por parte de los adolescentes", según afirmó el pediatra y psiquiatra del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, Josep Tomás i Vilatella, durante su intervención en el 56 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP) que se está celebrando estos días en Barcelona.

Diversos trabajos desarrollados por especialistas distinguen dos tipos de conductas agresivas: la proactiva y la reflexiva o secundaria. La primera de ellas parte de la propia constitución del individuo, que es incapaz de controlar sus impulsos y genera una respuesta violenta sin que exista estímulo desencadenante, mientras que la reflexiva está aumentando en los últimos años y surge como consecuencia de una situación desencadenante.

No obstante, Tomás i Vilatella destacó que para que se den estos comportamientos el niño ha de tener una predisposición para ello, debe existir un terreno adecuado para que algo de lugar a una respuesta agresiva y, de igual modo, una causa perpetuante que haga que dicha respuesta se produzca repetidamente.

En cuanto a las causas de esta actitud violenta, advirtió de que el adolescente carece de las habilidades técnicas y sociales necesarias para desarrollarse en sociedad, ya que la jerga adolescente "reduce infinitamente los matices", produciendo una situación de insatisfacción y dando lugar a que aparezca el lenguaje corporal que, en ocasiones, puede ser negativo. "La violencia no es sino el fracaso del mecanismo de expresión de los sentimientos", aseveró.

Esta incapacidad, que según este experto "siempre ha existido en los adolescentes", es actualmente fruto de la sociedad de consumo y medios en la que vivimos, que hace que se encuentren en una situación "muy aislada y expuesto a modelos y conductas contradictorios, que no son los que ve en su casa".

Esto le produce una situación de "perplejidad y desorientación respecto a lo que está bien de lo que está mal", algo que tampoco mitigan los padres a través de la conversación y el diálogo, añadió.

Entre las medidas propuestas, destacan aumentar la autoridad moral en la escuela, evitar las medidas punitivas sistemáticamente y sustituirlas por otras dialogantes, inductoras y facilitantes, y, por último, desarmar la impulsividad de aquellos padres que "son capaces de chillar y enfrentarse al maestro o al médico pero no de imponerse a sus propios hijos".

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