Actualizado 22/10/2007 19:18

El 8 por ciento de las personas de 18 a 34 años tiene un riesgo alto de padecer tecnoadicción, según un estudio


ZARAGOZA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

El ocho por ciento de los jóvenes españoles de entre 18 y 34 años corre un alto riesgo de padecer una adicción a productos tecnológicos de última generación, según un estudio elaborado por la empresa zaragozana Append para conocer los usos inadecuados de las nuevas tecnologías entre la población adulta española.

El trabajo de Append pretende determinar en qué medida el uso excesivo de las nuevas tecnologías emergentes puede suponer un riesgo de aislamiento en la población adulta. En concreto, analiza la tecnología como un objeto susceptible de posible deseo patológico, aislamiento, y una falta de conciencia sobre el uso excesivo que, sin embargo, es percibida por personas del entorno, explica la compañía en un comunicado.

El estudio revela que, en líneas generales, el español medio no parece especialmente obsesionado por consumir tecnología de última generación como videojuegos, teléfonos móviles, ordenadores o GPS, pero sí se observa que los hombres y los encuestados más jóvenes están notablemente más predispuestos a este tipo de consumo. Igualmente, se aprecia que los segmentos con mayor formación son los más asiduos a este tipo de consumo.

Pese a esta aparente baja obsesión por consumir tecnología, explican desde Append, uno de cada seis españoles manifiesta cierta tendencia al aislamiento y reconoce no ser consciente del paso del tiempo cuando se entretiene con productos de este tipo. Además, el 17,3 por ciento de los adultos consultados reconoce haber sido amonestado por un eso excesivo, y un 11,3 por ciento confiesa que llega a soñar con cómo resolver un juego o un programa informático.

Esta tendencia al aislamiento es más acusada en el segmento masculino, y es que el porcentaje de hombres que llega a soñar con la solución de un juego casi triplica al de mujeres (16,3 por ciento frente al 6,4 por ciento).

COMUNICACIÓN NO PRESENCIAL.

El hecho de pasar mucho tiempo haciendo uso de videojuegos u ordenadores no parece implicar a priori un aislamiento de la persona, ya que se tiene en cuenta la tendencia a jugar con otras personas tanto de manera presencial como a través de internet. Sin embargo, más del 15 por ciento de los entrevistados reconoce que como consecuencia de estos hábitos sociales pasa más tiempo comunicándose con sus amigos por teléfono u ordenador que estando físicamente con ellos.

Para dar una visión más precisa del riesgo que puede tener el abuso de las nuevas tecnologías, el estudio de Append ha creado una escala que analiza la concurrencia en una misma persona de los valores mencionados anteriormente. De este modo, el caso más extremo será el de una persona que manifiesta alteraciones del sueño, frustración por no poder acceder a la tecnología o aislamiento social en sus distintas formas.

En este sentido, se observa que el uso excesivo de las tecnologías alcanza a algo menos del 4 por ciento de la población adulta, llegando a ser extremo tan sólo en el 0,8 por ciento de los casos. Esta cifra es similar al índice de prevalencia de ludopatía que arrojan diversos estudios realizados en España.

Tradicionalmente han sido los hombres los que han tenido más fácil el acceso a la tecnología, de ahí que sean ellos los que soporten el mayor nivel de riesgo, explican. La diferencia disminuye entre las generaciones más jóvenes. No obstante, se aprecia claramente que las conductas más extremas se dan exclusivamente entre hombres jóvenes, agregan.

LOS JÓVENES, LOS MÁS VULNERABLES.

Los jóvenes son especialmente sensibles a los avances tecnologías registrados en la sociedad en los últimos diez años. Así, entre las personas de 18 a 34 años hay un 2,7 por ciento de tecnoadictos y un ocho por ciento tienen un alto riesgo de padecer esta adicción.

El informe arroja además un mayor riesgo entre la población masculina, si bien entre las nuevas generaciones este aparente desequilibrio tiende a reducirse como ya sucedió en otros consumos como el de alcohol o tabaco.

Este segmento se observa también que crece de manera importante el porcentaje de obsesión por adquirir productos de última generación, alcanzando a casi el 11 por ciento, y casi uno de cada cuatro manifiesta abiertamente una obsesión que le impide incluso descansar, provocándole insomnio, cambios bruscos de carácter, descenso de la capacidad de concentración y, en consecuencia, déficit de resultados académicos o laborales.