La juez procesa a la madre de Alba y a su novio y fija una fianza de 1,5 millones por las graves secuelas que padece

Europa Press Sociedad
Actualizado: jueves, 14 junio 2007 15:32

BARCELONA 14 Jun. (EUROPA PRESS) -

La juez que instruye el caso de Alba, la niña de cinco años de Montcada i Reixac (Barcelona) que habría sido repetidamente maltratada por su entorno familiar desde diciembre de 2005, ha procesado a la madre y a su novio por un delito de tentativa de homicidio y otro de maltratos habituales, y les obliga a prestar una fianza de 1,5 millones de euros para afrontar una posible indemnización por las graves secuelas neurológicas de la menor.

La juez de Primera Instancia e Instrucción número 6 de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) considera que existen indicios suficientes para decretar el procesamiento de Ana María C.F. y de su compañero sentimental, Francisco Javier P.E., quienes permanecen en prisión provisional desde marzo de 2006, situación que la instructora ha decidido ahora mantener "al no haberse modificado las circunstancias que motivaron en su momento la adopción de dicha medida cautelar".

El auto dictado por la juez, al que ha tenido acceso Europa Press y que avanzó hoy 'El Mundo', supone el cierre de la instrucción de la causa y obliga a los procesados a pagar una fianza de 1,5 millones de euros en atención a las responsabilidades pecuniarias que puedan derivarse de su conducta, teniendo en cuenta que, según el último informe forense, no se podrán valorar las secuelas definitivas de Alba hasta que no hayan transcurrido al menos dos años desde que sufrió el traumatismo que motivó su último ingreso, el 4 de marzo de 2006.

En este sentido, la juez señala que "las lesiones producidas y las medidas terapéuticas realizadas e imprescindibles para tratar de evitar la muerte de la menor han producido una deformidad que es severa en el momento actual", en el que la pequeña "precisa ayuda de tercera persona para todas las actividades de la vida diaria". Alba sufre también una parálisis que la obliga a desplazarse en una silla de ruedas "que ella misma no puede manejar" y ha perdido el lenguaje verbal, "situación que no se descarta que pueda ser permanente".

Los procesados serán excarcelados el próximo martes para prestar declaración indagatoria ante la juez y ampliar así sus explicaciones antes del juicio si lo desean. El caso de Alba, que permaneció varios meses ingresada debido a la gravedad de sus lesiones, dejó al descubierto las deficiencias de coordinación entre la administración de justicia y los responsables de protección a la infancia y obligó a crear un protocolo específico de funcionamiento en estos casos.

Este procedimiento de actuación, sin embargo, se ha cuestionado estos días con la repetición de un nuevo caso de maltrato infantil, el de la pequeña de seis meses de Salou (Tarragona) que permanece ingresada en estado grave. Precisamente, la juez de Cerdanyola ha abierto diligencias para investigar si la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) actuó correctamente a la hora de proteger a Alba, a raíz de una querella presentada por su madre.

"ALBA, RESPIRA".

Según el auto de procesamiento, de lo instruido se desprende que la noche del 4 de marzo de 2006 Francisco Javier P.E. estaba en su casa de Montcada i Reixac con su hija, fruto de otro matrimonio, con Ana María C.F. y con Alba, cuando decidieron ir a la feria después de cenar unas pizzas. La pequeña, sin embargo, vomitó y el procesado, tras enviar a su hija y a su compañera sentimental a una habitación, maniató a Alba y la obligó a tragarse su propio vómito.

Francisco Javier P.E. llevó después a la menor a su habitación y dijo a Ana María C.F. que Alba no quería ir a la feria, que pusiese la chaqueta a su hija y que bajase con ella al portal mientras él se encargaba de la pequeña. Según la juez, la procesada accedió a ello, pese a ser "potencialmente conocedora de que se estaba generando una situación de riesgo para su hija Alba por el hecho de dejarla sola con Francisco Javier" y "desentendiéndose de su posición de garante" de la seguridad de su hija.

Ana María C.F., además, salió del domicilio sabiendo que durante la última semana al menos en tres ocasiones había oído llorar a Alba y llamarla estando a solas con su pareja. Francisco Javier P.E. permaneció durante 10 minutos con Alba y, en ese espacio de tiempo, le propinó "zarandeos, bofetadas, empujones y/o puñetazos con energía suficiente y con posterior caída al suelo, choque contra una pared o impacto contra un elemento del mobiliario de la cabeza de la menor, no pudiendo descartarse que fuera lanzada contra esa superficie".

Según el informe forense, Alba sufrió "un traumatismo de tal entidad que produjo lesiones de extrema gravedad con estado de coma que podían haberle producido la muerte inmediata y que pusieron en peligro la vida de la menor desde el primer momento". Al ver que Francisco Javier P.E. y su hija no bajaban, Ana María C.F. llamó al interfono dos veces, decidiendo subir, pero a la altura del entresuelo se encontró con el procesado, que llevaba a la menor en brazos diciendo "Alba, respira".

Los procesados trasladaron entonces a la pequeña al ambulatorio, donde manifestaron que se había caído de la cama. Desde allí la derivaron al Hospital de la Vall d'Hebron de Barcelona, donde tuvieron que reanimar a la pequeña durante 40 minutos. Los doctores constataron entonces que Alba ya había ingresado dos meses y medio antes en el centro por una fractura en un brazo y hematomas por todo el cuerpo y que en aquel momento se había diagnosticado una sospecha de malos tratos.

DEFICIENCIAS DE COORDINACIÓN.

Entre los indicios de criminalidad que la juez achaca a Francisco P.E. destacan las declaraciones de su propia hija, quien relató cómo su padre obligaba a Alba a tragarse su vómito y explicó que, a veces, le ataba las manos a la silla, utilizando en una ocasión un cinturón de albornoz. Según dijo, a veces también le daba agua con una jeringuilla tapándole la boca con celo y haciendo un agujero en el precinto y, por ello, Alba "tenía miedo" del procesado.

El informe forense, por otra parte, descartó que la lesión cerebral que presentaba la pequeña se debiese a una caída accidental de la cama, ya que precisaba la aplicación de una violencia importante para producirse. En el registro efectuado en el domicilio de Francisco Javier P.E., además, se encontraron manchas de sangre de Alba en su habitación, en un pasillo y en el cuarto de baño.

En cuanto a Ana María C.F., la hija del procesado declaró estuvo presente en algunos episodios de maltrato, entre ellos, cuando Francisco Javier P.E. daba agua con jeringuillas a la pequeña. Alba, además, ingresó en el hospital con un estado de malnutrición "mantenido desde un cierto tiempo", así como con "lesiones contusas leves en diferente estadio de evolución", por lo que "se llega a la conclusión de que la menor estaba sufriendo malos tratos de forma continuada" sin que se pueda concretar cuando se iniciaron.

En este sentido, la juez señala que Ana María C.F. y Francisco Javier P.E. empezaron a vivir juntos en noviembre de 2005 y que la existencia de malos tratos continuados se detectó un mes después, durante el primer ingreso de Alba, por lo que, al no poder señalarse cuándo se iniciaron las agresiones, "no puede descartarse que ya existieran con anterioridad al inicio de dicha convivencia".

La instructora también ha tenido en cuenta la propia declaración de la procesada, quien explicó que "Alba de manera frecuente estaba triste y lloraba, que su estado diario era de tristeza, no se reía y en ocasiones lloraba sin motivo aparente y se ponía a gritar", todo ello desde que empezó a convivir con su pareja. Ella misma reconoció que en alguna ocasión oyó a la pequeña gritar y llamarla estando a solas con Francisco Javier P.E. en su habitación.

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