Actualizado 09/04/2007 11:57

Las primeras finalistas de Miss XL reivindican su derecho a "ser" y "sentirse" guapas en una sociedad 90-60-90

"Hay que decir que podemos trabajar, que podemos vestirnos y que podemos vivir", denuncian


VIGO, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -

Raquel, Estela y Celia son tres de las seis chicas que el pasado 1 de abril se clasificaron para la final del primer certamen Miss talla XL celebrado en Vigo, a pesar de no cumplir el canon de belleza que las grandes marcas de moda venden todos los días en sus publicidades.

A ellas se sumarán otras seis el próximo mes de junio, y seis más en septiembre, para participar en la gran final, que tendrá lugar el mes de diciembre. La idea surgió como una reivindicación frente "a la dictadura" de las modas.

"Estamos hartas de los cánones de belleza y queremos demostrar que aunque tengamos unos kilos de más podemos sentirnos sexis, y que nos vean sexis, y guapas, que estamos aquí, que existimos y también somos guapas", explicó a Europa Press TV Cristina Poza, copropietaria de la tienda Oprah, especializada en ropa de talla grande y responsable del certamen de belleza.

Una situación "injusta" contra la que Cristina nos invita a revelarnos. "Si no tienes 60-90-60 es imposible vestirte, trabajar; y hay que decir que podemos trabajar, que podemos vestirnos..., podemos vivir", afirmó.

Algo en lo que también coinciden tres de las primeras seis finalistas de Miss XL, como Raquel Iglesias, controladora de seguridad, y madre de una niña de nueve años, que tiene muy claro "que todo el mundo es guapo" y que "no puede ser que una niña a los nueve años", como su hija, "diga que está gorda".

Una situación de la que Raquel responsabiliza directamente a las campañas publicitarias y a los medios de comunicación "que no se interesan por las personas que están gordas".

En esa misma línea se manifestó Celia Pereira, camarera de 31 años, y finalista del certamen, para quien las campañas publicitarias de ciertas marcas en las que aparecen modelos extremadamente delgados "son una falta de respeto", especialemente para la gente más joven "que vienen con la mentalidad de que tienen que adelgazar ya de pequeñas".

"La moda no es sólo los delgados o los famélicos, es también la gente a la que le gusta comer y sentirse persona", afirmó Celia, quien denunció que "por norma" la sociedad discriminaba a los gordos.

"Tenemos sentimientos, somos personas inteligentes, estudiamos, tenemos sangre, tenemos buenos momentos y malos momentos, como todos, pero por norma te discriman y te dicen qué gorda estás, qué culo tienes, y no miran el fondo de las personas", dijo esta joven portuguesa afincada en Vigo, donde se casó y tuvo a su hija y que confiesa que durante "muchos años" fue bulímica.

AUTOESTIMA.

Por su parte, Estela Costas, dependienta de perfumería y finalista del certamen Miss XL, reconoce que siempre tuvo "muchos problemas" de autoestima. "Siempre me veía fea y nunca encontraba ropa que me sirviese".

Ahora, gracias a este certamen y al hecho, tan sencillo para muchos, de poder comprarse ropa cómoda, elegante y sexi en una tienda, sin miedo a ser observada "como un bicho raro", puede decir que ha avanzado "un paso más" en la conquista de su "autoestima", y no duda en reconocer que este certamen le ha servido "de mucho" ya que se ve aceptada por más gente que la de su entorno.

"No me aceptaba porque depende mucho de lo que opine la demás gente", afirmó.

ÉXITO DE PÚBLICO Y PARTICIPACIÓN.

Cristina Poza reconoce que el éxito de esta primera semifinal superó todas las espectativas en cuanto a la participación y a la asistencia de público, que hizo que el recinto se quedara pequeño.

En junio se celebrará la segunda semifinal, en la que también participarán otras 20 chicas, de las que saldrán 6 finalistas. En septiembre se seleccionarán 6 finalistas más en la tercera semifinal, y en diciembre las 18 clasificadas participarán en la final, de donde saldrá elegida la Miss XL, así como sus damas de honor, miss simpatía, y todos los cargos propios de estos certámenes.