El psicólogo Javier Urra defiende EpC porque "la socialización no depende sólo de los padres"

Europa Press Sociedad
Actualizado: martes, 3 julio 2007 12:30

MADRID, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -

El psicólogo clínico, profesor de Ética y ex defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, defendió ayer la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos argumentando que "la socialización no depende sólo de las padres", sino que también la escuela es un lugar para esta formación. "Educar depende de toda la tribu", afirmó.

Así, ve "bien" la disciplina creada con la Ley Orgánica de Educación (LOE) "siempre y cuando los profesores sean respetuosos y no quieran hacer algo ideológico o político". "Sería terrible", advirtió a Europa Press antes de participar en las jornadas 'La convivencia escolar', organizadas por el Colegio de Psicólogos de madrid y el Instituto de Orientación Psicológica EOS.

En general, considera que la nueva materia pretende formar en la dignidad humana, el respeto al otro y la ciudadanía, apoyando el derecho de todos a la Educación, respetando el de los padres. "Los padres tienen derecho a educar pero es compartido con el resto de la sociedad", afirmó este experto, abogando por que los progenitores sean quienes marquen las "líneas directrices" de esa formación.

"La familia es lo más calido y profundo pero siempre tiene una limitación", agregó Urra, antes de impartir su conferencia 'Educar para la Convivencia', en la que abogó por formar a los menores en una "riqueza de miras", en contra de la idea de que lo de uno es mejor por ser lo propio. A su juicio, educar para la convivencia sirve para ser un persona ética.

Tras reconocer que "nada puede sustituir a los padres" pero apostar por la coeducación, Urra lamentó que se ha robado a los niños la posibilidad de opinar, sin darles, por ejemplo, un espacio en televisión o en los periódicos realizado por ellos. En general, explicó que educar para la convivencia consiste en formar a los niños para afrontar el conflicto, en la duda, la conversación, la tertulia, el lenguaje, en ser diferente y en el perdón, entre otras cosas.

Finalmente, abogó por "feminizar" la sociedad, haciéndola más sensible, así como enseñar a los niños a tener capacidad crítica, sentido del humor, aceptar las frustraciones de la vida o saber mitigar la angustia. También se decanta por la necesidad de que los menores tengan un "punto de vista alternativo", en contra de esos "muchos jóvenes" que están "cortocircuitados" sin saber mirar hacia los lados.

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