Actualizado 15/06/2009 21:05

El 66% de las personas excluidas no tienen estudios o son muy primarios, según un informe

BARCELONA, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

El 66 por ciento de las personas autóctonas en exclusión social no tienen estudios o sólo han completado la etapa Primaria, factor que es determinante en el desarrollo de su situación social, según revela el informe 'Itinerarios y factores de exclusión social', de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) impulsado por la Síndica de Greuges de Barcelona, Pilar Malla, y con la colaboración de la Fundació La Caixa y el Ayuntamiento de Barcelona.

El nivel de estudios es determinante en el hecho de que una persona entre en un itinerario de exclusión social. Esto viene dado por la herencia social en buena parte, ya que los hijos de padres sin estudios tienen un riesgo de no tener ninguna titulación dos veces superior al de aquellos cuyos progenitores tienen estudios primarios y cinco veces superior al de los que tienen titulaciones universitarias.

El director del estudio --para el que se han entrevistado a más de 400 barceloneses en situación de exclusión social y se otros 98 seleccionados del padrón municipal--, el doctor en Sociología Sebastià Sarasa, explicó hoy que la preescolarización es también clave, ya que aquellos que iniciaron su etapa escolar antes de los seis años tienen un 60% menos de probabilidad de fracaso escolar. También disminuye el riesgo de entrar en la cárcel en la etapa adulta y de cronificar una situación de 'sin techo' una vez iniciada.

Sarasa lamentó que ni el sistema educativo ni el social han sabido detener el factor de la herencia social y mientras que los nacidos entre 1960 y 1976 que no obtuvieron titulación escolar han tenido seis veces más dificultades de entrar en el mercado laboral, entre los nacidos después de 1976 las dificultades han sido 18 veces superior, situación que continúa al alza. El director del estudio afirmó que no tener la ESO "condena" a no encontrar trabajo.

EXCLUSIÓN LABORAL

Las dificultades para acceder al mercado laboral son mayores para las mujeres, personas con problemas de salud, especialmente si están relacionados con las drogas, y el hecho de tener hijos antes que una ocupación. A los diez años de trabajar, la mitad de las personas en exclusión social ha estado más de un año desocupado, relacionado con problemas con el alcohol, haber perdido la vivienda y la delincuencia.

A esto se une que las personas con bajos estudios, inmigrantes, mujeres casadas y personas con problemas de salud tienen pocas posibilidades de conseguir un contrato indefinido.

También aumenta la posibilidad de romper con la pareja, ya que a los seis años de casados o de convivir la probabilidad de continuar juntos es sólo del 50% entre los excluidos y del 90% entre el resto de ciudadanos. Los factores de riesgo de rupturas son iniciar la relación de pareja antes de los 18 y no tener trabajo.

El estudio también señala que el 51% de excluidos nacionales y el 31% de los extranjeros han dormido alguna vez en la calle. Sarasa apuntó que los que más facilidad tienen para salir de esta situación son las mujeres y los inmigrantes, que además lo hacen "por sus propios medios". El hecho de haber estado en la cárcel es también un factor que empeora su situación para integrarse en la sociedad.

Sarasa reclamó incrementar los servicios de prevención, especialmente en la infancia y la adolescencia, para poder romper la herencia social, así como las becas para evitar el abandono escolar y crear recursos "paralelos a la escuela" que detecten problemas familiares.

En este sentido, Malla afirmó que propondrá al Ayuntamiento de Barcelona crear la figura de educador familiar, para dar un servicio de apoyo. El estudio también recomienda universalizar la escolarización entre los 6 y los 6 años, facilitar el acceso a la vivienda y suministrar rentas adicionales a personas con hijos a cargo, entre otras.