MADRID, 23 Jul. (EUROPA PRESS) -
Amnistía Internacional (AI) ha denunciado este martes la pasividad de las fuerzas de seguridad egipcias durante el ataque efectuado el pasado 5 de julio contra los miembros de la comunidad cristiana copta en la localidad de Naga Hassan, al oeste de Luxor (sur), en el que fueron asesinadas cuatro personas.
"Las fuerzas de seguridad estuvieron presentes y no intervinieron durante un ataque brutal contra cristianos coptos en Luxor", ha manifestado Amnistía Internacional en un informe hecho público este martes. "Durante los actos de violencia sectaria, las fuerzas de seguridad dejaron a seis hombres asediados a merced de una turba enfurecida", ha proseguido.
El detonante de la violencia fue el hallazgo del cadáver de un musulmán. Tras difundirse el rumor de que su muerte había sido causada por dos jóvenes cristianos, una multitud enfurecida armada con barras metálicas, cuchillos, ramas de árbol y martillos asaltó viviendas y negocios cristianos en Nagah Hassa.
El ataque duró 18 horas y acabó con cuatro muertos (todos ellos varones pertenecientes a la comunidad copta) y otros cuatro heridos de gravedad. "Pese a las reiteradas peticiones de auxilio por parte de residentes locales y dirigentes religiosos, las fuerzas de seguridad presentes en el lugar solo hicieron algunos intentos desganados de poner fin a la violencia, y no llegaron refuerzos suficientes", ha denunciado AI.
"Amnistía Internacional ha documentado en el pasado diversos casos en los que las fuerzas de seguridad egipcias hicieron un uso innecesario de la fuerza o utilizaron munición real en manifestaciones; sin embargo, en este caso se mantuvieron al margen a pesar de que había vidas en peligro", ha declarado la directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África, Hassiba Hadj Sahraoui.
"Es preciso que se lleve a cabo una investigación exhaustiva, imparcial e independiente sobre los acontecimientos de Luxor y sobre la reacción claramente inadecuada de las fuerzas de seguridad frente al ataque", ha advertido Sahraoui.
Según AI, la Fiscalía de Luxor ha abierto una investigación y al menos 18 hombres se encuentran detenidos por cargos de homicidio, intento de homicidio, destrucción de propiedad y "matonismo". Asimismo, se han recibido informes según los cuales algunos fueron golpeados por las fuerzas de seguridad tras su detención.
LLAMAS A LA POLICÍA Y EL EJÉRCITO
Los hechos violentos comenzaron a las tres de la madrugada, poco después del descubrimiento del cadáver de un hombre musulmán en las proximidades de las viviendas cristianas. La familia del fallecido culpó de la muerte a un cristiano copto del vecindario y, al mediodía, más de un centenar de viviendas cristianas ya habían sido atacadas y decenas habían sido objeto de saqueo o incendio.
Según los informes llegados a Amnistía, los residentes del lugar estuvieron todo el día llamando sin éxito a los números de emergencia de la Policía y el Ejército y los dirigentes religiosos locales también hicieron gestiones ante otros responsables de seguridad.
"El ataque continuó durante 18 horas, y no dejé de llamar a una sola puerta: Policía, Ejército, dirigentes locales, fuerzas de seguridad centrales, gobernación. Nadie hizo nada", ha afirmado el padre Barsilious, sacerdote local de Dabiya.
En medio del ataque, las fuerzas de seguridad evacuaron a un grupo de mujeres y niños que estaban atrapados en una casa rodeada por una turba enfurecida, pero dejaron dentro a seis hombres, al parecer cediendo a la exigencia de la multitud de que los hombres se quedaran.
Cuatro de los hombres abandonados fueron posteriormente apuñalados o golpeados hasta morir, o ambas cosas, y otro tuvo que recibir tratamiento hospitalario. Otros tres cristianos fueron hospitalizados en distintos episodios violentos. Una mujer contó que había suplicado a unos agentes de Policía que salvaran a sus dos hijos, que habían quedado atrapados y que figuran entre los fallecidos, pero hicieron caso omiso de sus ruegos.
Según la organización, la comunidad cristiana copta sufre discriminación en Egipto desde hace décadas y durante el mandato del expresidente Hosni Mubarak (derrocado tras las movilizaciones populares y la intervención del Ejército a principios de 2011) se documentaron al menos quince ataques importantes contra la población copta.
La violencia sectaria persistió bajo la autoridad del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y tras la elección del presidente Mohamed Morsi. Solo en 2013, durante los meses finales del gobierno de Mursi (depuesto mediante un golpe de Estado militar el pasado 3 de julio), se registraron al menos seis ataques contra edificios o iglesias coptas.
Aparte, según la otra gran organización internacional de Derechos Humanos, Human Rights Watch (HRW), desde el derrocamiento de Mursi se han registrado al menos seis ataques contra cristianos coptos en diversas provincias de Egipto (Luxor, Marsa Matruh, Minya, Norte del Sinaí, Port Said y Qena). En la mayoría de estos incidentes, los testigos aseguraron a HRW que las fuerzas de seguridad no habían hecho lo necesario para detener o impedir la violencia.
"La persistente violencia sectaria en Egipto es una mancha imborrable en el historial de los sucesivos gobiernos que no tomado medidas en ningún momento para poner fin a los ataques contra minorías", ha declarado Hassiba Hadj Sahraoui. "Se debe actuar de inmediato para garantizar la seguridad de los cristianos coptos y otras minorías", ha reclamado la investigadora de AI.