MANILA 30 Mar. (EUROPA PRESS) -
El grupo islamista Abú Sayyaf ha pedido que todas las tropas gubernamentales que están posicionadas en las principales ciudades de la isla de Sulu se retiren en 24 horas y, si no cumplen esta demanda, decapitarán a uno de los tres cooperantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que retienen como rehenes desde hace dos meses, según anunció hoy el secretario filipino de Interior y del Gobierno local, Ronaldo Puno.
Ayer, el Ejército acordó una retirada parcial de las tropas que rodeaban la aldea de Barangay, situada en la selva de Indanan, donde se cree que permanecen los rehenes desde que fueron secuestrados, el pasado 15 de enero, según informan los medios filipinos.
El grupo insiste en sus demandas de una retirada total o decapitará mañana a uno de los cooperantes, según aseguró el gobernador de Sulu, Abdusakur Tan, que habló con el líder del grupo, Albader Parad, ayer por la mañana. "Es su posición y no van a cambiar de opinión", añadió Tan.
El Gobierno acordó retirar 1.000 policías, marines y voluntarios civiles de Kuppong, pero lo secuestradores quieren la isla sin tropas, según señaló Tan al diario 'Daily Inquirer'.
"Creo que estamos retrocediendo en este movimiento", aseguró Puno. "Ésta es una concesión muy, muy grande, dramática e importante hecha por el Gobierno para que los secuestradores no se sientan amenazados y no estén preocupados porque pueda realizarse alguna acción del Ejército en la zona", añadió. Puno también manifestó que el Gobierno esperaba la liberación de uno de los rehenes después de la retirada de Kuppong.
Por otro lado, Tan aseguró que Parad le había comunicado que el suizo Andreas Notter, el italiano Eugenio Vagni y la filipina Mary Jean Lacaba, se encuentran bien de salud. Los tres cooperantes del CICR fueron secuestrados en una misión para mejorar un proyecto de agua en la prisión de Jolo.
Los responsables filipinos han acordado en dos ocasiones retirar las fuerzas gubernamentales que rodean el baluarte de Abú Sayyaf para concederles 130 kilómetros de jungla para maniobrar cerca de la ciudad de Indanan.
Pero Tan lamentó que los secuestradores quieran que todas las tropas de Jolo, así como la Policía, se retiren de las principales ciudades de la isla limitándose a permanecer en dos aldeas, algo que calificó como imposible. "Si hacemos esto, pondremos en riesgo la provincia entera, hay riesgo de anarquía", señaló el gobernador.
PACIENCIA AL LÍMITE
"Esperamos que la gente y el mundo entero entienda que hemos hecho lo que hemos podido y que hemos estirado nuestra paciencia hasta el límite", añadió Tan, que dirige un equipo que media en la crisis de los rehenes.
Por su parte, el presidente del CICR, Jakob Kellenberger, ha pedido en diferentes ocasiones a los secuestradores que liberen a los rehenes, subrayando que los tres sólo intentaban ayudar a los necesitados. "Es imposible entender lo que los secuestradores podrían conseguir hiriéndolos", señaló. "Hacer daño a un trabajador humanitario no puede ser justificado bajo ninguna ideología ni ley religiosa", añadió.
Mientras, el Gobierno sostiene que está haciendo todo lo que está en su mano para conseguir la liberación de los trabajadores del CICR. Su secretario de prensa, Cerge Remonde, asegura que el Gobierno está apelando al "sentido de humanidad" del grupo miliciano.