MADRID 22 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los monjes budistas opuestos al régimen militar birmano siguen sufriendo represión, intimidación y fuertes penas de cárcel, según denunció hoy la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) con motivo del segundo aniversario de las protestas pacíficas de Rangún, duramente reprimidas por las autoridades.
El informe, titulado 'La resistencia de los monjes: Budismo y protesta en Birmania' y escrito por un veterano observador en Birmania, el periodista sueco Bertil Lintner, describe la represión que han venido sufriendo los monjes budistas desde que lideraron las manifestaciones de septiembre de 2007.
El documento indica que, desde los acontecimientos de 2007, miles de monjes han sido expulsados de sus monasterios y apartados de su tradicional papel de mediadores en la sociedad birmana. También informa de que los monjes aportaron una importante labor social tras el paso devastador del ciclón Nargis en 2008 y que muchos de ellos han sufrido represión precisamente por ese motivo.
En diciembre de 2007, un informe de Human Rights Watch documentaba la muerte de 21 personas como consecuencia de los disparos y los golpes de las fuerzas de seguridad contra los monjes y civiles que habían tomado las calles para protestar contra el régimen. Miles de monjes y simpatizantes fueron detenidos. Se estima en 240 el número de monjes que continúan encarcelados en Birmania por su papel en las manifestaciones.
Aparte, en este periodo el Gobierno ha intensificado la vigilancia en los monasterios, ha cerrado programas sociales y de salud gestionados por grupos locales monásticos en Rangún y otras partes del país y ha seguido expulsando a los monjes sospechosos de actividades políticas, según el documento de HRW.
"Dos años después de que los monjes budistas macharan por la calle en que vive la dirigente opositora Aung San Suu Kyi, cientos de monjes se encuentran en prisión y miles siguen temiendo la represión militar", según la organización. "Muchos han dejado sus monasterios y han regresado a sus aldeas o han pedido refugio en el extranjero, mientras que los que permanecen en sus monasterios viven bajo constante vigilancia", añadió.
"Los monjes conservan un alto grado de autoridad moral, por lo que su resistencia es muy peligrosa" para un gobierno militar que "se aferra al poder mediante la violencia, el miedo y la represión", declaró el director para Asia de Human Rights Watch, Brad Adams.