MADRID 23 Mar. (EUROPA PRESS) -
Miles de hombres, mujeres, niños y niñas de la minoría étnica hmong viven en la selva montañosa de Laos huyendo constantemente de las Fuerzas Armadas de este país, según advirtió hoy Amnistía Internacional (AI) en un nuevo informe.
El Ejército laosiano sigue organizando "ataques violentos" contra los hmong, "a pesar de que la capacidad militar de los habitantes de la selva es prácticamente nula, pues han transcurrido varios decenios desde que miembros de la etnia hmong formaron parte del 'Ejército Secreto' financiado por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) que luchó en territorio laosiano durante la guerra de Vietnam", afirmó la organización.
Los grupos evacuan sus asentamientos con frecuencia para eludir a las fuerzas armadas laosianas, que, según AI, los han atacado con fusiles AK-47 y granadas, tanto dentro de los asentamientos como fuera de ellos, cuando los habitantes salen a buscar comida. Numerosos miembros de la etnia hmong, entre ellos menores, tienen cicatrices y heridas de balas y metralla.
Estas comunidades pasan entre 12 y 18 horas al día buscando raíces y cáscaras, en un intento de luchar contra la inanición. Según el informe de Amnistía, "los niños y niñas tienen la barriga hinchada y el cabello descolorido, signos propios de la desnutrición". Carecen de acceso a servicios médicos, por lo que están expuestos a enfermedades e infecciones de las heridas no tratadas.
"Los grupos hmong que viven en la selva son indigentes", afirmó la directora adjunta del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional, Natalie Hill. "Las autoridades de Laos tienen la responsabilidad de protegerlos, sobre todo porque entre ellos hay niños y niñas", añadió. "Sin embargo, debido a los ataques habituales de que son objeto, la vida de estas personas está constantemente amenazada", manifestó.
Según Hill, "las autoridades laosianas deben poner fin a todos los ataques contra las personas hmong que viven en la selva y permitir el acceso de las organizaciones internacionales que puedan proporcionar ayuda humanitaria y vigilar que no se cometen abusos contra los Derechos Humanos".
A pesar de los numerosos informes de homicidios y ataques perpetrados por las fuerzas de seguridad laosianas, Amnistía Internacional sólo tiene constancia de dos casos que hayan sido investigados por las autoridades "y, en ambos, éstas concluyeron que la información relativa a los ataques era falsa, por lo que negaron de forma generalizada dichos ataques", prosigue el informe.
En uno de los incidentes, ocurrido en abril de 2006 --según AI--, murieron de forma violenta 26 personas, entre ellas 17 menores, que habían salido a buscar comida. Los supervivientes relataron que unos 15 o 20 soldados del Ejército Popular de Laos les habían tendido una emboscada con granadas propulsadas por cohetes.
Otras muchas personas que huyen a Tailandia son expulsadas ilegalmente por las autoridades tailandesas antes de que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) evalúe su situación, prosigue el informe.
"Incluso las personas a las que se les ha reconocido la condición de refugiadas corren el riesgo de ser devueltas a la violencia y los abusos que habían dejado atrás en Laos", advirtió la organización. "Actualmente, unos 350 hombres, mujeres y menores laosianos de etnia hmong permanecen detenidos bajo custodia de las autoridades tailandesas y corren un riesgo inminente de devolución", añadió.
Aparte, según el documento, las autoridades de Laos se niegan a permitir que las organizaciones de Derechos Humanos accedan sin restricciones a las zonas de conflicto, y la información sobre la suerte de las personas hmong que son expulsadas desde Tailandia o que deciden salir de la selva para tratar de integrarse en la sociedad laosiana es limitada.
Los grupos mayoritariamente de etnia hmong que viven en las selvas de Laos son las últimas estructuras y los descendientes del 'Ejército Secreto', facción financiada por la CIA que luchó junto a Estados Unidos contra las fuerzas comunistas laosianas a principios de los sesenta, cuando la guerra de Vietnam se extendió a Laos.
En 1975, al vencer las fuerzas comunistas, un número reducido de soldados del bando perdedor inició desde la selva una resistencia armada contra el gobierno. Los familiares de esos insurgentes todavía viven en la selva hoy en día. Debido al hambre y a la pobreza extrema, a juicio de Amnistía, ya no parecen tener capacidad para suponer una amenaza militar contra el Gobierno de Laos.