MADRID 7 Sep. (EUROPA PRESS) -
El libro 'Sistemas alimentarios de los pueblos indígenas', publicado de forma conjunta por la FAO y el Centro para la Nutrición y el Medio Ambiente de los Pueblos Indígenas (CINE) de la Universidad McGill alerta de que los indígenas tienen "un tesoro alimentario y nutritivo que está en peligro de extinción".
"Este libro muestra el valor del conocimiento en las comunidades indígenas en diversos ecosistemas, y la riqueza de sus recursos alimentarios", afirma la Oficial Superior de Nutrición de la FAO del Grupo de Estimación y Evaluación de las Repercusiones de la Nutrición, Bárbara Burlingame. Sin embargo, señala que "a medida que retroceden los hábitat salvajes bajo las presiones económicas y que la globalización estandariza cada vez más los modos de vida, estos alimentos indígenas están desapareciendo rápidamente".
Por ejemplo, los investigadores del libro descubrieron que en la comunidad Karen de Sanephong, cerca de la frontera birmana en Tailandia, mas de 660 habitantes todavía pueden elegir entre 387 especies alimenticias diferentes, entre las que se incluyen la calabaza blanca, el albopán y la oreja de árbol. Así, esta comunidad cuenta con 208 especies de hortalizas y 62 tipos diferentes de fruta.
Otra tribu que también goza de una gran cantidad de frutas diferentes es la masai de Kenia. Allí, los indígenas pueden elegir entre más de 35 especies de hierbas, hortalizas de hoja y frutos silvestres, mientras que en el gélido norte de Canadá, los inuit (esquimales) de la Bahía de Baffin cuentan con 79 alimentos silvestres diferentes, incluyendo carne de caribú y foca anillada.
La FAO señala que esta realidad es muy distinta a la que se vive en los países industrializados, donde la dieta es mucho más limitada, dependiendo en gran parte de sólo cuatro cultivos comerciales --trigo, arroz, maíz y soja.
De los 12 grupos indígenas estudiados en el libro, el porcentaje de energía alimentaria adulta procedente de alimentos tradicionales oscilaba entre el 93 por ciento de los awajún de Perú, entre los cuales la obesidad es prácticamente inexistente, y el 27 por ciento de los 500 habitantes de Mand, que actualmente se enfrentan a una serie de problemas de salud derivados de su dieta.
"Pasar de los recursos alimentarios tradicionales a alimentos comerciales generalmente va acompañado de un aumento de desórdenes alimentarios como la obesidad, la diabetes y hipertensión arterial", afirma Burlingame. Por ello, es "importante" conservar estos recursos, no sólo para los grupos indígenas afectados, sino también como una importante reserva de biodiversidad para todos los países.
Un primer paso, apunta Burlingame, sería intensificar la investigación para comprender mejor la importancia nutricional de estos alimentos. Un segundo paso consistiría en ayudarles a ampliar el mercado, a nivel local y lugares más lejanos, no sólo para la producción alimentaria sino también para las plantas medicinales que a menudo poseen en abundancia.