Hay asuntos que se vuelven muy populares en fechas concretas; acaparan la atención de los medios, las campañas publicitarias y dominan la conversación en redes sociales, pero, después de unos días, vuelven al cajón de lo poco prioritario hasta el año siguiente. Algunas personas pueden ver esta dinámica como algo normal, pues teniendo en cuenta todo lo que pasa en el mundo, es imposible mantener la atención permanentemente en una cosa. Sin embargo, cuando hablamos de derechos humanos, no nos podemos permitir esta intermitencia.
Este 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGTB, una fecha para reivindicar la integración del colectivo y sus derechos fundamentales. Porque no está demás recordar que el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos concreta que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Y así como la conversación sobre los derechos de las mujeres parece que va extendiéndose más allá de la fecha del 8 M en los discursos mediáticos, gubernamentales y empresariales a lo largo de todo el año, me gustaría que este orgullo que hoy acapara focos permaneciera también mañana. Porque la promoción de los derechos humanos es una tarea de todos.
A medida que estas campañas corporativas durante el mes de junio se van generalizando, las empresas van sintiendo paulatinamente la expectativa de sus grupos de interés para asumir compromisos más tangibles con la comunidad LGBTIQ+. Ésta también tiene su propio techo de cristal. Según un informe de Ipsos de 2021, sólo 25 de los 5.670 puestos de los consejos de administración de las empresas de Fortune 500 están ocupados por personas de este colectivo, a pesar de que la población mundial de LGBTQ+ era del 9%. Por supuesto, hablamos de personas que han hecho pública su condición en el entorno laboral, pues no todas lo hacen. En concreto, el 72% de las personas LGBTIQ+ no ha hecho pública su orientación sexual en su lugar de trabajo, según un estudio elaborado por los Gobiernos de Espan*a y Portugal y la Universidad Complutense de Madrid. Entre otros motivos se encuentra el temor a que la percepción sobre su valía profesional cambie.
Vemos así cómo siguen enfrentándose a muros construidos con miedo y prejuicios. Muros que las empresas han de derribar no sólo con símbolos multicolor, sino también con una gestión responsable de la diversidad dentro de la organización y con una oferta justa de oportunidades, independientemente del género o la orientación sexual de la persona.
En este sentido, desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas España creemos firmemente que las empresas deben crear un lugar seguro para que las personas LGBTIQ+ trabajen y promocionen. Y eso es precisamente lo que tratamos de promover a través de nuestra nueva "Herramienta Empresarial de las Normas de Conducta LGBTIQ+ de la ONU". Se trata de una plataforma online de uso fácil y confidencial que ayuda a las empresas en este camino hacia la tolerancia e integración del colectivo.
Para ello, realiza una radiografía completa de la empresa y el mercado en el que opera, permitiendo autoevaluar sus políticas y programas actuales, identificar áreas de mejora y oportunidades para definir objetivos corporativos futuros. Bajo nuestro punto de vista, este análisis debe ser llevado por todas las empresas independientemente de su tamaño, sector o pertenencia a nuestra iniciativa y por ello, el acceso a la misma es libre para todas aquellas entidades interesadas en mejorar su gestión de la diversidad en los negocios. Una de sus ventajas es que no solo se queda en el ámbito más interno de la empresa, sino que permite trazar y medir acciones también en sus respectivos mercados.
Con todo ello, pretendemos que las empresas den el paso definitivo del compromiso con las personas LGTBIQ+ a la acción real y efectiva a través de medidas que mejoren su situación y logren acabar con los muros a los que se enfrentan. Que se conviertan de esta forma en un apoyo para el colectivo, no un espacio lleno de obstáculos, para poder crecer personal y profesionalmente, expresarse libremente. En definitiva, una lanzadera para visibilizar la importancia del respeto a la diversidad y transformar el mundo que vivimos en un entorno más justo e inclusivo.
Porque las empresas no sólo cuentan con poder económico, sino también con un poder transformador de la sociedad. Por eso las animamos a convertirse en activistas del cambio. Sí, en fechas señaladas, pero, sobre todo, con procesos de gestión que les permitan avanzar.
Cristina Sánchez es directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas España.
