Actualizado 20/06/2007 14:59

Colombia.- El sindicato colombiano CGT denuncia que "ser sindicalista en el país supone poner en riesgo la vida"


MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -

"Ser sindicalista en Colombia supone poner en riesgo la vida", según denuncia en una reciente entrevista la secretaria nacional de finanzas y encargada de las cuestiones de género en el sindicato colombiano CGT (Confederación General de Trabajadores), Myriam Luz Triana, que recuerda los numerosos asesinatos y otros tipos de violencia antisindical que se registran en el país.

"Tomar la decisión de ser sindicalista en Colombia implica siempre correr el riesgo de que atenten contra la vida de uno", recalca Triana en una conversación 'En Primer Plano' en el boletín de la Confederación Sindical Internacional (CSI). "Cada año, más de cien activistas sindicales pueden ser asesinados en Colombia, entre los que figuran muchas veces miembros de la CGT", agrega.

Según explica, algunos de ellos habían recibido amenazas antes de que los mataran y en la mayoría de los casos, son asesinados a balazos en el trayecto de sus casas al trabajo. Los dirigentes, además, tienen que moverse acompañados de guardaespaldas armados, lo que implica una enorme pérdida de libertad. Pese a ello, dice, "sólo desde los sindicatos se puede conseguir que las cosas cambien".

En cuanto a la autoría de los crímenes, "en la mayoría de los casos no se sabe quiénes son los asesinos, y la impunidad es total".

Cada vez que se asesina a un sindicalista se presenta una queja y se hace una investigación, pero ésta "no llega a nada". "El gobierno, las empresas y la población hacen un minuto de silencio en memoria de los muertos pero no se preocupan por sus familias", apunta Triana, que recuerda que "detrás de cada asesinato hay un drama familiar".

PRESIONES Y AMENAZAS.

Además de los asesinatos, esta sindicalistas señala que en Colombia "se utilizan otros medios para acabar con las organizaciones sindicales". Como ejemplo, una cadena de supermercados llamada 'Olympica', comunicó repentinamente a los 2.000 trabajadores sindicalizados que tenían que renunciar por escrito a su afiliación sindical y al convenio colectivo si deseaban conservar sus puestos. Además, se les ofrecieron grandes sumas de dinero a los dirigentes sindicales para que abandonaran su lucha.

La economía informal es otro de los problemas que se presentan en el país, por eso los sindicatos tratan de ayudar a los trabajadores que están en ella a acceder a la seguridad social una vez afiliados a la CGT. El primer paso para ello es la toma conciencia de estos empleados del sector informal de que pueden tener seguridad social, porque "a menudo ni siquiera saben que existe o que tienen derecho a ella".

La CGT también imparte cursos de formación para los trabajadores del sector informal, como los mecánicos callejeros, pero también para las mujeres del campo, explica la sindicalista, a las que se enseña a trabajar mejor la tierra y obtener productos de mejor calidad. Gracias a ello pueden agruparse en cooperativas, que brindan pequeños servicios muy útiles, como por ejemplo, costear el funeral en caso de fallecimiento de un familiar.