BADAJOZ (EUROPA PRESS), 14 May. (EUROPA PRESS) - El artista placentino Emilio Gañán expone desde mañana viernes, día 15, en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac), en Badajoz, la muestra 'Vacío figurado', su primera incursión en territorio escultórico.
Asistirán al acto de inauguración de la muestra, que comenzará a las 20,30 horas, el artista, el director del Meiac, Antonio Franco; y el comisario de la exposición, Javier Rubio Nomblot, informó la Junta de Extremadura en nota de prensa
'Vacío figurado' es, "más que una escultura, un desarrollo en el espacio de lo que todo plano encierra; una evocación no exenta de poesía de aquellas reglas, convenciones y trampas que en sí mismas constituyen la esencia de los sistemas pictóricos de representación y que son el argumento de su propia pintura".
Las formas ambiguas, que el artista pintará directamente sobre las paredes de la sala, tenderán a interactuar, complicando y completando su lectura, con la "gran" escultura creada específicamente para el espacio del Meiac.
Se trata de una estructura metálica de aproximadamente catorce metros de longitud por cinco de altura que reproduce las líneas, ángulos y colores característicos de los cuadros del artista y cuyos argumentos son, precisamente, esas relaciones e interpretaciones basadas en la distancia y el tamaño de los objetos que la perspectiva cónica sistematiza y que racionalizan y jerarquizan, acaso en exceso, nuestra visión del mundo.
ESTANCIA EN ROMA
El origen de este trabajo se remonta a 2004 durante la estancia del artista en Roma, como becario de la Academia Española. A lo largo de aquellos meses, el artista desarrolló varias series de dibujos y collages inspirados en espacios arquitectónicos muy sintéticos que fueron parcialmente expuestas en la galería Fernando Pradilla de Madrid al año siguiente.
Es "inevitable" establecer una relación entre la estructura en forma de pirámide cuadrangular truncada que constituye el corazón de su 'Vacío figurado' y la famosa 'Galería de la Perspectiva' que Borromini realizó en el jardín del Palazzo Spada de Roma en 1653, señala la Junta en su nota.
En esta ingeniosa obra Borromini logró, gracias a una serie de artificios, como disminución del tamaño de las columnas e inclinación de paredes, bóveda y suelo, que la profundidad sugerida por la forma fuera de 37 metros, cuando en realidad la galería mide poco más de ocho.
Esta pieza de apariencia sencilla es el resultado de un proceso largo y complejo; a lo largo de estos dos últimos años el artista, en colaboración con el comisario, ha ido depurando las primeras versiones de esta obra, despojándola de accidentes y de materiales ajenos a la drástica esencialidad que su pintura proclama.
El artista ha ido elaborando numerosas maquetas, incorporando y descartando multitud de materiales, como espejos, metal o madera, hasta llegar finalmente a una conclusión coherente con su trayectoria.
Esta escultura, "despojada de accidentes, es geometría en estado puro" y, a la vez que recuerda las formas tempranas de un Sol Lewitt y apela al ascetismo minimalista, se expande y se reproduce, en una suerte de 'mise en abîme', en las pinturas que jalonan la sala. Vuelve al plano y genera en él nuevas ilusiones perspectivas.
Este proceso, que ha sido documentado, se recogerá en el libro-catálogo que el Meiac editará con posterioridad a la realización de la pieza in-situ. Éste contendrá, además, un texto del comisario, dos ensayos de prestigiosos estudiosos de la abstracción geométrica y otros documentos.
