SANTIAGO DE COMPOSTELA, 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
La tribuna reservada en el hemiciclo para el público podría ser una muestra del divorcio entre la política y las preocupaciones de los ciudadanos de a pie si se toma como indicador que hoy apenas fueron ocupadas la mitad de las bancadas para seguir el discurso del presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, en la apertura del Debate sobre el Estado de la Autonomía.
Alcaldes de cinco de las siete grandes ciudades gallegas, el delegado del Gobierno en Galicia, los presidentes de las diputaciones de A Coruña y Lugo y una mayoría de asesores y altos cargos de la Xunta, así como un buen número de periodistas, ocuparon la mayor parte de las bancadas durante la intervención del jefe del Ejecutivo gallego en el arranque del debate de política general, al que no asistió ninguno de los ex presidente de la Xunta.
El regidor de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, fue el único de los alcaldes de las grandes urbes que no asistieron como público a la sesión, en la que tampoco estuvieron presentes los presidentes de las diputaciones gobernadas por el PP, Rafael Louzán --Pontevedra-- y José Luis Baltar --Ourense--. La tendencia de asientos vacíos en la tribuna de invitados ya fue palpable en el debate de política general del año pasado, pero en esta edición se hizo aún más patente.
Así, la tribuna de invitados sólo se llenó cuando entraron al hemiciclo los alumnos de un colegio que efectuaban una visita al Parlamento gallego, momento que algunos aprovecharon para fotografiar a Touriño con la cámara de sus móviles, idea que aprovechó una espectadora para indicar que ella también quería ser inmortalizada en el hemiciclo.
En el arranque del segundo Debate sobre el Estado de la Autonomía desde el cambio de Gobierno, tampoco estuvieron la totalidad de los diputados, ya que por parte del Grupo Popular faltó la ourensana Amparo González, que el pasado fin de semana dio a luz a su primera hija. A su ausencia se sumó la baja de última hora de la nacionalista Ana Belén Pontón, que se torció el tobillo al tropezar en un escalón cuando se dirigía a su escaño desde las oficinas de su grupo en la Cámara y no pudo asistir a la intervención de Touriño.
APLAUSOS.
El discurso de Touriño se prolongó durante una hora y cincuenta minutos y fue interrumpido hasta en 24 ocasiones por los aplausos de los diputados socialistas y los miembros del Gobierno. A ellos se sumaron los escaños nacionalistas, que junto con sus compañeros en el bipartito se pusieron en pie al finalizar la intervención del presidente.
No obstante, el parlamentario del BNG Bieito Lobeira se mostró reacio y no se levantó hasta que le conminó a ello su portavoz, Carlos Aymerich. De todas formas, el propio Lobeira fue el primero en dejar de aplaudir y sentarse para dar por cerrada la ovación al presidente de la Xunta.
