Los hijos de la mujer a la que mató su ex pareja en Coristanco (A Coruña) dicen que convivían por "pena"

Corroboran los malos tratos continuados y lo definen como una persona "dominante"

Europa Press Galicia
Actualizado: miércoles, 15 diciembre 2010 15:06

A CORUÑA, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -

Los hijos de Ubaldina Pazos, la mujer de 74 años a la que mató su ex marido en mayo de 2009 en Coristanco (A Coruña), han manifestado, en la segunda sesión del juicio que se celebra con jurado popular en la Audiencia Provincial de A Coruña, que, pese a estar separados, la víctima vivía con él porque le daba "pena". También han corroborado la existencia de malos tratos continuados hacia toda la familia y lo han definido como una persona "dominante".

Ramón I.G., de 78 años, está acusado de golpear en varias ocasiones a su ex esposa con una maza, lo que le provocó la muerte. El matrimonio estaba separado desde la década de los 80 cuando aún residían en Francia, país en el que el procesado fue condenado a 9 años de prisión por agresión sexual a cuatro de sus hijas. No obstante, desde hacía año y medio la pareja convivía en la misma casa, aunque sin compartir el mismo dormitorio.

En su declaración, siete de los 11 hijos del matrimonio que aún viven, y que ejercen la acusación particular, confirmaron la existencia de malos tratos hacia ellos y a su madre por parte de su padre, con el que aseguraron no tener relación, pese a que el procesado manifestó que si la había antes de la muerte de su ex mujer.

Una de las hijas, que todavía reside en Francia, lo definió como una "persona dominante" y relató que, entre los castigos que les impartía, figuraba privarles de cena y hacerles estar de rodillas en el suelo, "mientras él comía", ha apuntado. Asimismo, indicó que su madre "de los palos que llevó en los ojos" tuvo que ser operada de la vista en Francia, algo que también confirmaron los demás hermanos.

"ATEMORIZADOS A TODOS"

A preguntas del fiscal, después de que el acusado argumentase en su declaración que el día de los hechos se defendió porque su mujer le había amenazado con "un cuchillo jamonero", los hijos explicaron que su madre nunca se defendió de los malos tratos. "Nos tenía atemorizados a todo el mundo", explicó esta misma hija.

En los mismos términos, se manifestaron el resto de los hijos, excepto uno que no quiso declarar y otro que no lo hizo porque no pudo ser citado. Uno de ellos relató que, a raíz de que su padre volvió a vivir en el domicilio familiar, dejó de ir por casa porque el acusado "no quería que los hijos fueran allí".

Sobre la razón por la que vivían juntos, todos coincidieron en que a su madre le daba "pena" el acusado. "Decía que era el padre de sus hijos y ella siempre lo quiso a pesar de todo", relató otra de las hijas del matrimonio, que fue la que denunció en Francia a su padre por las agresiones sexuales y también la que lo trasladó a Coristanco para arreglar "unos papeles" por una finca.

Todos coincidieron en que fue su madre la que decidió que se quedara a vivir allí. Dos de los hijos aseguraron que no tenían constancia de episodios de violencia en el domicilio en ese año y medio, aunque sí de "discusiones".

Asimismo, descartaron que la maza con la que, según ha confesado el procesado golpeó a su mujer, la hubiese podido manejar la víctima, como sostuvo también el acusado. Así, explicaron que tenía ambas manos operadas y sin prácticamente fuerza en una de ellas. En su declaración, una de las hijas reclamó "que se haga Justicia" y que el procesado "pague por lo que ha hecho".

PENAS

El abogado del Estado pide para él una condena de 15 años de prisión, petición que la Fiscalía eleva a 17 años y los abogados de las acusaciones a 19 y 25 años porque, en este último caso, reclaman que se tengan en cuenta las agravantes de alevosía y ensañamiento.

También se solicitan indemnizaciones que oscilan entre los 15.000 y los 80.000 euros para cada hijo. El juicio está previsto que concluya este jueves, día 16.

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