NUEVA YORK, 4 Ene. (Reuters/EP) -
Unos 30 agentes de la Policía de Nueva York han dado la espalda al alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, cuando ha iniciado su discurso en el funeral por el agente Wenjian Liu, el segundo de los dos policías asesinados en diciembre de 2014 por un individuo que luego se quitó la vida.
Liu, de 32 años, y su compañero Rafael Ramos, de 40, fueron asesinados el 20 de diciembre cuando se encontraban en el interior de su vehículo patrulla en Brooklyn. El asesino, Ismaaiyl Brinsley, declaró que lo hizo en venganza por las muertes en los últimos meses de dos hombres negros desarmados a manos de policías blancos.
Políticos, policías y allegados se han sumado a los familiares de Liu, en un acto que se ha celebrado en una casa funeraria en Brooklyn. En el exterior del edificio, una marea de oficiales de Policía han permanecido en silencio.
Una treintena de agentes de Policía ha decidido darle la espalda a De Blasio cuando ha comenzado su discurso, pese a la petición expresa del jefe de la Policía, Bill Bratton, que les reclamó que no hicieran que ha terminado convirtiéndose en un símbolo del desprecio de los agentes al primer edil.
"Desde sus inicios, Nueva York ha sido una ciudad tolerante (...) pero se han dado ocasiones en las que esa armonía ha sido desafiada", ha subrayado De Blasio en el funeral, uno de los más concurridos en la historia de la Policía de la ciudad de Nueva York. "Volvamos a dedicarnos a esas grandes tradiciones de Nueva York de mutuo entendimiento y de vivir en armonía", ha afirmado.
La cantidad de personas que llegó a honrar a Liu parece similar a la que participó en el homenaje a Ramos. Gran parte de quienes acudieron al servicio era de origen asiático. "Wenjian es mi héroe", ha afirmado la viuda de Liu, Pei Xia Chen, que destacó al policía como un esposo e hijo devoto.
PROTESTAS SILENCIOSAS CONTRA EL ALCALDE
Si bien hubo algo de rechazo entre los policías congregados frente a la casa funeraria, una gran mayoría de ellos no le dio la espalda al alcalde durante su discurso, en contraste con lo que ocurrió la semana pasada en el funeral de Ramos.
El gesto pone de manifiesto lo mucho que se han deteriorado las relaciones entre De Blasio y la fuerza policial desde los asesinatos. Tras el ataque contra Ramos y Liu, Patrick Lynch, jefe del principal sindicato de policías, aseguró que el alcalde contribuyó al clima tenso que llevó a los asesinatos cuando dijo que había "sangre en demasiadas manos".
El incidente es el giro más reciente en un debate nacional sobre las relaciones raciales y la aplicación de la ley, avivado durante el verano por las muertes de jóvenes negros que iban desarmados en Ferguson, Misuri y en la ciudad de Nueva York, a manos de policías blancos.
