MADRID, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -
Aunque la pobreza y la violencia suelen indicarse como los principales desafíos a los que se enfrenta Afganistán, los habitantes de este país afirman que su mayor preocupación es la corrupción, según una nueva encuesta publicada este martes por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que indica que el 59 por ciento de los afganos ven la falta de honradez pública como un motivo de preocupación mayor que la inseguridad o el desempleo.
Este nuevo informe se basa en entrevistas con 7.600 personas en doce capitales provinciales y más de 1.600 aldeas, y registra las experiencias reales --y no las percepciones-- de los entrevistados entre el otoño de 2008 y el otoño de 2009.
En 2009, los ciudadanos de este país tuvieron que pagar unos 2.490 millones de dólares en sobornos, el equivalente al 23 por ciento del PIB. Casualmente, señala la UNODC, la cifra es similar a los ingresos acumulados por el tráfico de drogas (se estima en 2.800 millones de dólares).
"Las drogas y el soborno son los principales generadores de ingresos en Afganistán; juntos corresponden a casi la mitad del PIB", afirmó el director ejecutivo de la UNODC, Antonio Maria Costa.
El informe muestra que la corrupción forma parte de la vida diaria del país centroasiático. Durante el período de la encuesta, uno de cada dos afganos tuvo que pagar al menos un soborno a un oficial público. En más de la mitad de los casos, la petición del soborno fue hecha de manera explícita. En tres cuartos de los casos, los sobornos se pagaron en metálico, siendo la media de cada uno de 160 dólares, en un país donde los ingresos per cápita anuales ascienden a 425 dólares.
De acuerdo con la encuesta, quienes se encargan de hacer cumplir la ley los ciudadanos los perciben como quienes más la infringen. Así, los afganos han tenido que pagar sobornos a la Policía, responsables locales, jueces, fiscales e incluso miembros del Gobierno.
CRÍTICAS A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Pero la comunidad internacional no escapa a las críticas, ya que el 54 por ciento de los afganos cree que las organizaciones internacionales y las ONG "son corruptas y están en el país para hacerse ricas". La falta de confianza en la capacidad de las instituciones públicas para distribuir suministros y servicios también hace que los afganos busquen distribuidores alternativos a la seguridad y el bienestar, incluidos elementos antigubernamentales.
En otro sentido, la mayor parte de afganos no confía en que el Estado pueda terminar con estos problemas o quiera hacerlo. Así, sólo un nueve por ciento de los encuestados denunció a las autoridades algún abuso por corrupción, lo que sugiere que los civiles no saben dónde dirigirse o desconfían de los que se supone que tienen que dar ayuda.
"La corrupción es el mayor impedimento a la hora de dar seguridad, permitir el desarrollo y la gobernanza en Afganistán", afirmó el director de esta agencia. "También permite que florezcan otros tipos de delincuencia, como el tráfico de drogas y el terrorismo", alertó.
El informe indica igualmente que hay factores que multiplican sus efectos en todos los niveles del Gobierno. El abuso y los sobornos son significativos entre la Policía y la judicatura, asegura el documento que, aunque reconoce que puede deberse a los bajos salarios de la Policía, la codicia también juega un papel relevante puesto que la más de la mitad de los grandes sobornos se realizan a policías.
SOBORNOS A NIVEL POLÍTICO
Por otro lado, los miembros del Gobierno también son percibidos como delincuentes por los afganos. "A los afganos se les pidió un soborno el 40 por ciento de las ocasiones que tuvieron contacto con políticos. Un sistema político que opera bajo estas condiciones de corrupción no puede sobrevivir", indicó Costa.
Según Costa, "el cáncer de la corrupción tiene metástasis en Afganistán". "Terminará siendo terminal a no ser que se aplique quimioterapia para reducir las oportunidades de que se produzcan nuevas infecciones a la vez que se aplica cirugía para eliminar las zonas más infectadas", añadió, afirmando que "la terapia más reconocida es la Convención de la ONU contra la Corrupción".
"Este informe no se ha elaborado para avergonzar a Afganistán, ni para señalar situaciones particulares, ya que ningún país está libre de la corrupción, porque damos diagnósticos para ayudar a encontrar remedios nacionales, y porque para avanzar, los países necesitan evaluaciones honestas sobre el lugar en el que están, ya que, identificando las carencias, los países pueden hacerse una idea sobre la legislación y medidas necesarias", señala el director de la UNODC.
(EUROPA PRESS INTERNACIONAL)