Aumenta a 44 el balance de muertos en Irak en el cuarto día de protestas

Protestas en Bagdad reprimidas con cañones de agua
Protestas en Bagdad reprimidas con cañones de agua - Ameer Al Mohammedaw/dpa
Europa Press Internacional
Publicado: viernes, 4 octubre 2019 14:20


BAGDAD, 4 Oct. (Reuters/EP) -

El balance de muertos durante los disturbios por las protestas de los últimos días en Irak ha ascendido a 44 este viernes, la mayoría de ellos en las últimas 24 horas, y pese a la llamada a la calma del primer ministro, Adel Abdul Mahdi, la tensión ha ido aumentando en varias ciudades del sur del país, por lo que aún se esperan enfrentamientos durante este viernes.

Abdul Mahdi ha afirmado en una declaración televisada que entiende la frustración de los ciudadanos pero que no hay "soluciones mágicas" a los problemas de Irak. El dirigente prometió hacer algunas reformas, que obtuvieron una respuesta desdeñosa de los manifestantes.

De las 44 víctimas mortales, 18 murieron en Nasria, 16 en Bagdad, cuatro en amara y cuatro en Baquba, según la Policía. Otras muertes fueron registradas en Hilla y Najaf. Las fuerzas de seguridad han empleado munición real, además de gas lacrimógeno, agua a presión y balas de goma contra los manifestantes desde el martes, cuando comenzaron las protestas. Entre los cientos de heridos hay agentes y civiles.

Varias ciudades tienen un toque de queda desde el miércoles, aunque eso no ha impedido que los iraquíes se manifiesten igualmente. Las carreteras hacia el norte han sido cortadas y se han enviado refuerzos a las zonas afectadas. Nasiria, donde la violencia es más aguda, recibirá la ayuda de convoyes militares.

Durante la pasada noche un grupo de manifestantes ha acampado en la orilla contraria del Tigris al complejo gubernamental. "La gente exige la caída del régimen", ha reivindicado uno de los manifestantes ante una cámara de Reuters, haciendo referencia a los gritos pronunciados durante las movilizaciones de la Primavera Árabe.

LAS CAUSAS Y LOS APOYOS

El malestar ha ido aumentando desde que el martes comenzaran una serie de protestas por la falta de trabajo, los servicios básicos insuficientes y la corrupción. La situación supone el mayor reto para el primer ministro, que accedió al poder el año pasado con el apoyo de los partidos chiíes que gobiernan Irak desde la caída de Sadam Hussein en 2003.

La tensión también coincide con la víspera de la festividad musulmana chií de Arbain, en la cual los fieles peregrinan de todas partes del mundo a la ciudad de Kerbala, reuniendo en los últimos años a alrededor de 20 millones creyentes, diez veces el número de peregrinos a la Meca en el Hajj. Irán ha cerrado uno de los pasos fronterizos por donde debían pasar los peregrinos y Qatar ha recomendado a sus ciudadanos no hacer la peregrinación.

"No vivimos en torres de marfil, caminamos entre vosotros en las calles de Bagdad", ha dicho el primer ministro, reconociendo el sufrimiento de la gente y llamando a la calma. El dirigente ha mencionado la posibilidad de establecer una renta mínima para las familias pobres aunque ha asegurado que "no hay soluciones mágicas".

Las protestas podían tomar más fuerza si la oposición liderada por Moqtada al Sadr las apoyase formalmente. "Los 'sadristas' apoyamos las protestas pero esperamos las ordenes de nuestro líder" antes de "salir a la calle", ha declarado un miembro del partido, Awad Awadi. "Los manifestantes son hombres jóvenes que han perdido la esperanza en el Gobierno (...) acusarles de ser una herramienta es una mentira vergonzosa", ha añadido el político.

Un parlamentario del brazo político de un grupo miliciano apoyado por Irán, llamado Ahmed al Kinani, ha confirmado que la mayoría de participantes en las protestas son civiles reclamando sus derechos, pero ha advertido de que hay una minoría que está usando las manifestaciones para atacar a las fuerzas de seguridad.

Dos años después de la derrota de Estado Islámico, movimiento miliciano suní, Irak ha recuperado parte de la paz perdida y recuperado el comercio. La producción de petróleo es alta, pero las infraestructuras no se han recuperado tras largos años de conflictos, y las oportunidades laborales no son suficientes para los 40 millones de habitantes del país.

Los manifestantes achacan la falta de fondos para servicios básicos a los partidos políticos con poder en Bagdad.

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