Aurat considera que 2009 ha sido "otro año trágico" para las mujeres paquistaníes

Actualizado: domingo, 7 febrero 2010 14:10

MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -

La fundación paquistaní por los Derechos de la Mujer Aurat ha declarado 2009 como "otro año trágico" para las mujeres en el país asiático, donde en sólo seis meses se han registrado más de 4.500 casos de violencia de género. Son secuestradas, violadas, objeto de matrimonios forzosos o reducidas a un mero elemento de negociación para solventar disputas, mientras el respaldo de la administración o de las fuerzas de seguridad brilla por su ausencia sin que se advierta un cambio en esta tendencia que deriva, en su mayor parte, de un problema de mentalidad anquilosada en el pasado.

Desde enero a junio del año pasado se han registrado un total de 4.514 casos de violencia contra las mujeres y lamenta que, en el hipotético caso de que las víctimas se decidan a denunciar a sus agresores, estas tienen que enfrentarse a la obstrucción policial y a la presión de la sociedad.

"Si bien algunos de estos hechos son atribuibles a las sociedades feudales y a las tradiciones tribales, el aspecto más preocupante de estas violaciones reside en que algunas prácticas e ideas simplemente perviven insertadas en la mentalidad de los paquistaníes", lamenta el grupo.

SADISMO DE GÉNERO

El pasado mes de septiembre, una mujer de Punjab era atacada por dos agresores que procedieron a cortarle la nariz y una oreja por motivos de "honor". Uno de los presuntos atacantes era su cuñado. La pequeña Jalida Bibi fue estrangulada hasta la muerte por sus padres y su tío en la Provincia Frontera del Noroeste. En octubre, Sakina Khan Langarial descuartizó a machetazos a su hermana pequeña, Iram Khan Langarial, a la que acusó de "relajar sus valores morales".

Son ejemplos de las 90 mujeres que en el plazo mencionado han fallecido presuntamente por motivos de honor en la provincia de Punjab. Otras siete han muerto en Frontera Noroeste. Estos son casos declarados, una franca minoría, porque generalmente los crímenes suelen quedar en familia, tanto la cosanguínea como la ampliada.

El "honor", en Pakistán, es un concepto paralegal que suele ser empleado como excusa para justificar crímenes violentos contra las mujeres, en particular los motivados por los celos. Esta cobertura no hace sino extender la práctica de la violencia por todo el país. "Lejos de ser una antigua tradición tribal que permanece sólo en las zonas rurales, estas prácticas bárbaras se registran también en centros urbanos".

Es la tradición "karo-kari", una figura metafórica que representa el adulterio --"Karo" es el hombre, "Kari" la mujer--. Declarar "kari" a una chica concede al acusador la potestad de asesinarla tanto a ella como a su presunto amante. El pasado noviembre, en la provincia septentrional de Sindh, un hombre ciego acusó a su mujer de serle infiel con el vecino. El hombre, junto con sus dos hermanos, estranguló a su esposa y descerrajó un escopetazo a su vecino. También lo hizo Imam Bakhsh, quien mató a su mujer y a su presunto amante el pasado mes de junio. Un niño de dos años falleció durante el incidente.

Del mismo modo, declarar "adúltera" a una mujer prácticamente exime a su agresor de ser condenado, según la fundación, porque estas acusaciones de adulterio suelen ser ratificadas por una Jirga --una asamblea tribal que administra preceptos legales basados en la Sharia o Ley Islámica--. Los miembros de esta asamblea gozan de un enorme poder y el Gobierno carece de la influencia necesaria para anular sus edictos.

VIOLENCIA COTIDIANA

Los crímenes de honor son sólo una pequeña parte de la realidad diaria de las mujeres de Pakistán, donde la violencia doméstica es una práctica bastante extendida. "Las mujeres son atacadas, torturadas y asesinadas por sus maridos todos los días", denuncia la organización.

Por ejemplo, el pasado mes de julio, un hombre presuntamente apaleó hasta la muerte a su esposa, quien se quejó de la violencia de la que era objeto todos los días en su vivienda de Punjab, donde ese mismo mes una mujer, madre de cuatro hijos, murió por los hachazos descargados por su marido, adicto a las drogas y a quien se le había negado dinero para comprar narcóticos.

Las violaciones en grupo también son una práctica registrada en Pakistán, incluso por las fuerzas policiales. Siete agentes de policía secuestraron y violaron a una mujer que esperaba a un autobús en la localidad de Lahore. Las menores de edad son las víctimas más propicias para esta clase de abusos, como también lo son en los casos de trata de mujeres, bien sea como parte de un matrimonio concertado (swara) o para la resolución de disputas (vani). "Los matrimonios infantiles o de niños con adultos son un fenómeno similar en la sociedad paquistaní", indica la organización.

OBSTRUCCIÓN

Las víctimas de esta violencia se sienten aisladas ante la indiferencia de la sociedad y la negativa de las fuerzas de seguridad a perseguir a sus atacantes. Es una violencia social contra las mujeres, demografía minoritaria en el entorno laboral paquistaní, tanto público como privado.

Asma Jand, de 15 años, fue violada el pasado mes de octubre por tres profesores. Se le negó tratamiento médico y la posibilidad de presentar una denuncia. El director de la escuela advirtió a los padres de la niña de que cualquier queja al respecto despertaría la represalia de un señor de la guerra, amigo de uno de los violadores. Los medios de comunicación especularon incluso con que la propia hija del director de la escuela fue asaltada sexualmente por los mismos que violaron a Asma. Uno de los cuales fue detenido temporalmente pero salió de comisaría a las pocas horas, a pesar de que en Pakistán la violación es un delito que no está sujeto a fianza. Asma y su familia se vieron obligados a abandonar la zona.

RECOMENDACIONES

La organización propone una serie de medidas para reducir la violencia machista en Pakistán solicitando una serie de "profundos cambios estructurales" ante la incapacidad del Gobierno para imponer su normativa legal en las zonas dominadas por los señores tribales.

Otros pretenden combatir a los fundamentalistas con sus mismas armas a través de las "qisas": retribuciones fijadas en la Sharia por las que el criminal recibe un castigo literalmente equivalente al delito cometido --los hombres que cortaron la nariz y la oreja a su víctima deberían recibir el mismo tratamiento--.

La fundación no respalda esta medida, sino que aboga por instaurar reformas en la Policía y en la Judicatura paquistaní que pongan fin a la impunidad y condenen a los criminales. A través de estas reformas e incentivando a la educación en el país, "Pakistán podría dar su paso más importante: un cambio de mentalidad".