Ben Alí vive sin sobresaltos en Arabia Saudí cuatro años después de dejar Túnez

El Ex Presidente Tunecino Ben Alí
Foto: REUTERS
  
Actualizado: miércoles, 14 enero 2015 14:54

MADRID, 14 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Este miércoles, 14 de enero de 2015, se cumplen cuatro años de la huida de Túnez de Zine el Abidine ben Alí, quien fuera presidente del país durante 23 años en los que encabezó uno de los regímenes más represivos del mundo árabe moderno.

   Cuatro años después, el exmandatario reside en la localidad saudí de Yedda, después de que el monarca Abdulá le concediera asilo después de que Francia rechazara su entrada en el país, a condición de que se mantuviera alejado de la política.

   El expresidente vive en Arabia Saudí alejado de los focos --han sido muy escasas sus apariciones o las noticias acerca de su persona-- junto a su mujer, Leila ben Alí, y sus tres hijos, aparentemente a salvo de la petición de extradición formulada por Túnez a la Interpol.

   En el país árabe que una vez gobernó ha sido objeto de varios juicios, y, en el más sonado de todos, que finalizó en junio de 2012, fue condenado a cadena perpetua por complicidad en el asesinato de manifestantes durante el levantamiento contra su régimen, que se saldó con la muerte de al menos 338 personas a causa de la represión de las autoridades.

   Además, tanto él como su mujer han sido condenados 'in absentia' a 35 años de cárcel y el pago de 91 millones de dinares tunecinos (unos 45,5 millones de euros) por malversación de fondos públicos; a 15 años por posesión de armas, estupefacientes y objetos históricos; y a seis años por corrupción y fraudes inmobiliarios.

   Los casos de corrupción en los que estaba visiblemente implicada la familia Ben Alí y las figuras más cercanas al régimen fueron uno de los detonantes de las manifestaciones, con una población harta de los excesos de las autoridades y de la falta de derechos y beneficios sociales de los que disfrutaban la mayoría de los tunecinos.

   En este sentido, el Banco Mundial --que previamente había aplaudido las políticas económicas de Túnez-- afirmó en un informe publicado en marzo de 2014 que el régimen de Ben Alí controló el sistema político, económico y judicial del país con el objetivo de enriquecerse.

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TRANSICIÓN EJEMPLAR

   La huida del mandatario y el aparente desmoronamiento de las estructuras de poder que llevaba aparejadas abrieron una transición que se consolidó con el paso de los meses, siendo un ejemplo para toda la región, que se ha visto estancada o que ha dado marcha atrás tras la llamada 'Primavera Árabe'.

   En el caso tunecino, el proceso ha desembocado en la celebración de elecciones parlamentaras y presidenciales a finales de 2014, unos comicios que, sin embargo, han significado la llegada al poder del partido Nidaa Tounes, en el que están integradas figuras del círculo cercano al propio Ben Alí.

   La victoria de Beyi Caid Essebsi --que ocupó cargos relevantes bajo el mandato de Ben Alí y Habib Burguiba-- en las presidenciales y la nominación de Habib Essid --que fue exministro de Defensa-- como primer ministro, han provocado un temor ante la posible vuelta al antiguo régimen.

   Sin embargo, la decisión del partido islamista Ennahda de alcanzar acuerdos con la formación ha atenuado estos temores, si bien ha provocado un terremoto en el interior del partido debido a la oposición de algunos de sus miembros a esta decisión.

   Así, el exprimer ministro y exsecretario general del partido islamista, Hamadi Yebali, anunció su salida del partido por diferencias con las políticas del movimiento. Por el momento, habrá que esperar a ver la composición del nuevo Gobierno para conocer la profundidad de estas nuevas relaciones.

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GRUPOS ISLAMISTAS

   Sin embargo, el proceso de transición no ha estado exento de trabas, y algunos grupos islamistas radicales han resurgido en el país con el objetivo de aplicar su retrógada visión del islam, encontrándose con la oposición de todo el espectro político.

   Además, otro de los grandes interrogantes que planea sobre el país es si las nuevas autoridades avanzarán en la aplicación de las demandas de los revolucionarios, ante una situación económica y laboral que no ha mejorado mucho respecto a la vivida bajo Ben Alí.

   Entre los principales objetivos está la reforma de la judicatura, aún ampliamente controlada y subyugada a personas del antiguo régimen, lo que ha derivado en una sensación de impunidad ante la ausencia de condenas contra los principales responsables de los abusos durante el levantamiento popular.

   El sistema judicial fue ampliamente utilizado por Ben Alí para reprimir la libertad de expresión, uno de los puntos que más preocupa en el Túnez actual ante la falta de avances y las continuadas condenas contra opositores por sus críticas a las autoridades.

   Por ello, cuatro años después de la caída y huida de Ben Alí, Túnez sigue teniendo un largo camino por delante para consolidar su salida de la oscura etapa de su Gobierno, un camino que recorrerá bajo la atenta mirada de la comunidad internacional y la región, que espera aprender lecciones de la experiencia tunecina.

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