China.- Beijing reconvertirá su represiva "reeducación por el trabajo" en un nuevo programa de rehabilitación

Actualizado: miércoles, 21 febrero 2007 15:42

BEIJING, 21 Feb. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -

China podría reconvertir su programa de 'laojiao' ("reeducación por el trabajo"), un sistema administrativo de detención sin garantías procesales aplicado tanto a personas que han cometido delitos menores como a disidentes políticos o miembros de iglesias clandestinas, en un nuevo programa educativo para jóvenes delincuentes de hasta 30 años edad, según informa la prensa independiente de Hong Kong.

El borrador de la ley que anulará el actual sistema ya se está estudiando y en él se contempla, además de una nueva denominación (que jugará con el término de "centros de rehabilitación"), la exigencia de que las condenas no duren más de tres años y sean ratificadas por los tribunales, de acuerdo con el experto en derecho chino Fu Hualing, de la Universidad de Hong Kong.

"China está diseñando algo para sustituir al 'laojiao' porque es demasiado severo", según Fu. "El sistema será más humano y más parecido a escuelas especiales para delincuentes menores y que delinquen por primer vez, y les dará la oportunidad de rehabilitarse", agregó el experto.

Según este nuevo proyecto de ley, aunque el trabajo seguirá formando parte del programa de "reeducación", se dará mayor importancia a los cursillos de formación. Sin embargo, no se prevé introducir un mecanismo de control, por lo que es cuestionable su efectividad real.

La reeducación a través del trabajo comenzó a ser utilizada por el Gobierno a partir de 1955 para reprimir las crisis sociales o políticas; la policía podía ingresar a cualquier infractor o sospechoso de desastibilizar el sistema en los campos de reeducación sin necesidad de pasar por los tribunales.

El sistema fue utilizado con fruición dos años más tarde, cuando el entonces presidente Mao Zedong puso en marcha la "campaña antiderechista", y después para castigar a aquellos que no cumplían la política del hijo único, durante los sucesos de Tiananmen de 1989 y contra los seguidores del movimiento espiritual Falun Gong.

Las organizaciones de Derechos Humanos han criticado duramente este sistema, sobre todo después de que China rubricara la Convención Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos de 1998, en la que se rechazan explícitamente el trabajo forzado y la violación de los Derechos Humanos.

Sin embargo, otros han argüido que, dentro de lo malo, el sistema no resultaba tan negativo para los que eran sometidos a él, ya que los centros de detención no eran tan duros como las cárceles del país, las penas eran más cortas y el hecho de ir a juicio, en China, no es garantía de ser tratado con justicia. En la actualidad, en todo caso, sólo el uno o el dos por ciento de los "reeducados" son disidentes políticos.

"La crítica internacional avergüenza, pero no creo que China escuche la opinión internacional mucho", defendió Fu, para quien la decisión de cambiar el sistema tiene un motivo puramente interno.