La ONU denuncia la existencia de un discurso de odio en el marco de la campaña electoral
MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El presidente de Guinea, Alpha Condé, se ha defendido de quienes le acusan de aferrarse al poder al optar a un tercer mandato en las elecciones del próximo 18 de octubre, asegurando que no es "un dictador" y defendiendo su trayectoria política.
Condé, histórico líder opositor, llegó al poder en las elecciones de 2010 y reeditó victoria en las de 2015. La Constitución guineana limita a dos los mandatos presidenciales, por lo que no podía concurrir a las elecciones de este año, pero en marzo se aprobó en referéndum una reforma constitucional que puso a cero el contador para el presidente, pese a las multitudinarias protestas en su contra y al boicot de la oposición.
"Estuve en prisión bajo (el mandato de) Sékou Touré. Gané las elecciones de 1993. Si hubiera querido ser presidente vitalicio, habría tomado el poder (con el apoyo de los militares) desde 1993", ha argumentado en una entrevista concedida a RFI y France24.
La reforma constitucional "fue sometida a referéndum, todo el mundo ha sido consultado", ha subrayado, recalcando que por tanto "no se trata de hacer una presidencia vitalicia". "Es extraordinario que yo, que llevo 45 años luchando, sea considerado como un dictador antidemocrático", ha lamentado.
Preguntado sobre si reconocería su derrota llegado el caso tras las elecciones, Condé responde: "Yo soy un demócrata". A sus 82 años, sin embargo, el veterano mandatario evita responder a la cuestión de si de ganar este será su último mandato.
Por otra parte, el presidente también se ha defendido de quienes le acusan de estar usando la carta étnica para ganar votos, recordando que cuando se oponía a Sékou Touré, muchos malinkés le acusaban de su proximidad con los peul. "Nunca he tenido un discurso étnico", ha afirmado, subrayando que "se sabe que hay personas que instrumentalizan" esta cuestión.
El principal líder opositor de Guinea, Cellou Dalein Diallo, afirmó el martes que el presidente "es el campeón de África en la división de personas, comunidades y etnias" y agregó que "la caída de Condé es un golpe fatal al tribalismo que él instauró".
Respecto a un reciente informe de Amnistía Internacional en el que la ONG denunciaba que en el último año han muerto 50 personas durante las protestas contra un tercer mandato de Condé, el presidente se ha limitado a replicar que no se toma "en serio" a la organización y que esta efectuó "una investigación por encargo".
Durante la jornada de este miércoles, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, y la asesora especial en funciones contra la prevención del genocidio y representante especial sobre violencia sexual en conflictos, Pramila Patten, han pedido poner fin al discurso de odio en el marco de la campaña electoral, especialmente por parte de los candidatos a la Presidencia.
"Dado el historial de violencia intercomunitaria en Guinea, me preocupa profundamente esta retórica peligrosa por parte de los líderes políticos, que en algunos casos podría equivaler a incitación a la hostilidad, la discriminación o la violencia", ha señalado Bachelet.
"Hay ya graves indicadores de un aumento de la intolerancia y la confrontación, también entre grupos jóvenes, y de medios de comunicación amplificando mensajes de odio", ha lamentado. Bachelet y Patten han destacado que estos mensajes incluyen referencias concretas a las etnias malinké y fulani.
"MANIOBRAS EXTREMADAMENTE PELIGROSAS"
Por ello, Bachelet ha pedido a todos los candidatos que eviten fomentar las divisiones étnicas, condenen todo tipo de incitación y se comprometan a garantizar que los guineanos pueden ejercer su derecho a la libertad de expresión, la reunión pacífica y la participación en un proceso electoral libre de violencia, intimidación y discriminación.
Patten ha incidido en esta misma línea y ha pedido evitar una instrumentalización de los asuntos étnicos o una manipulación con fines políticas. "Estas maniobras son extremadamente peligrosas y deben ser detenidas", ha sostenido.
"Cualquier individuo responsable de incitación a la violencia o a atrocidades tendrá que rendir cuentas antes o después por sus actos ante un tribunal nacional o internacional", ha explicado, antes de recordar al Gobierno su responsabilidad de proteger a la población.
Por otra parte, tanto Bachelet como Patten han pedido rendición de cuentas en relación con el excesivo uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad contra las protestas denunciado por Amnistía Internacional.
Patten ha formulado además una exigencia a los actores políticos guineanos para que envíen un firme mensaje sobre la prohibición categórica de la violencia sexual y ha recordado los sucesos del 28 de septiembre de 2009 en la capital, Conakry, cuando más de cien mujeres y niñas fueron víctimas de violencia sexual por su afiliación política.
De esta forma, ha lamentado que aún se siguen cometiendo actos de violencia sexual como herramienta para intimidar y castigar a opositores políticos, sus familiares y a mujeres defensoras de los Derechos Humanos en el contexto de las crisis políticas en el país.
Las tensiones han ido al alza en el país, reflejo de lo cual fueron las protestas convocadas por el opositor Frente Nacional para la Defensa de la Constitución (FNDC) el 29 de septiembre contra el presidente, que se saldaron con diversos incidentes, incluido un ataque a pedradas contra el convoy del primer ministro, Ibrahima Kassory Fofana.
El presidente guineano aceptó el 31 de agosto su designación como candidato de su partido, la Agrupación del Pueblo de Guinea (RPG-Arc en ciel), a los comicios, semanas después de "tomar nota" de la nominación de su formación y ante las denuncias de la oposición.
Condé llegó al poder en las elecciones de 2010, tras ser durante décadas el principal líder de la oposición bajo la dictadura de Lansana Conté, y reeditó mandato en 2015. Para poder optar a un tercer mandato, se ha procedido a una enmienda de la Constitución, aprobada en referéndum el pasado marzo en medio de la pandemia de coronavirus y el boicot de los principales partidos de la oposición.