Crónica RDCongo.- La violencia en la región de Kivu amenaza con reavivar el conflicto armado en todo el país

Actualizado: sábado, 3 noviembre 2007 13:42

ICG pide que Naciones Unidas facilite el proceso de integración entre rebeldes y Ejército para permitir una reconciliación

MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -

La región de Kivu Norte vuelve a ser punto de conflicto en la República Democrática de Congo. Desde hace ya once meses, cerca de 370.000 civiles han abandonado la región por los enfrentamientos entre los insurgentes dirigidos por Laurent Nkunda y el Gobierno nacional, una crisis empeorada tras el fracaso de las últimas negociaciones de alto el fuego. Ante esta situación, el grupo de expertos ICG, solicita la colaboración de la fuerza de Naciones Unidas y del Gobierno ruandés para facilitar un nuevo proceso de reconciliación.

A pesar de la decisión del presidente congolés, Joseph Kabila, de suspender los ataques militares, la situación requiere de mucho más que una llamada al orden: no hay diálogo real con los rebeldes de Nkunda, y no hay, de momento, una iniciativa que aborde el problema en toda su extensión. Para ICG, es imprescindible conseguir un acuerdo que "enfríe la crisis y trate las causas más importantes del conflicto".

VARIOS PUNTOS DE ENFRENTAMIENTO

El conflicto entre Gobierno y rebeldes tiene una triple raíz: el fracaso del proceso de paz a la hora de establecer la integración de los rebeldes en el Ejército, la falta de una autoridad que controle el rumbo de la economía del país, y sobre todo la falta de "justicia", como la entiende el ICG, durante el proceso de transición política que terminó el año pasado, con la elección de Kabila.

El dirigente congolés ha emprendido, desde entonces, una "política de contención y apaciguamiento" en lo que a la situación interna se refiere. De cara al exterior, sin embargo, ha exhibido como un triunfo el descenso de la violencia durante la época de los comicios. Sin embargo, ICG lamenta que todavía no se haya atrevido a solucionar las causas directas de los enfrentamientos, porque el país, y en particular la zona de Kivu Norte, sigue dividido.

Concretamente, en Kivu, territorios controlados por las etnias Masisi y Rutshuru se encuentra atrapados por la "guerra fría" que enfrenta a los disidentes del Rally Congolés por la Democracia (RCD) con el Ejército. En este conflicto, ICG denuncia que "la explotación ilegal de los recursos naturales continúa de forma impune", y que el conflicto corre el peligro de estallar de nuevo debido "los resentimientos mutuos sobre la propiedad de la tierra y por las violaciones históricas de los Derechos Humanos durante el conflicto".

Y sin embargo, el panorama político tras las elecciones generales de 2006 parecía despejado. Fortalecido por su nombramiento, Kabila emprendió una ronda de conversaciones "bajo el radar" con miembros de las facciones enfrentadas para integrar los grupos rebeldes dentro de las fuerzas armadas regulares, un proceso llamado Estructura de Integración Militar, y conocido entre los congoleses como "mezcolanza". Sin embargo, la idea resultó liquidada por la incapacidad de Kabila o de Nkunda para contener a los elementos radicales de sus respectivos bandos.

Por el lado rebelde, los líderes tutsis de Goma acusaron a Nkunda de traidor y amenazaron con dejar de apoyarle, temerosos de que el acercamiento con el Gobierno terminara convirtiéndoles en víctimas de asesinatos selectivos en venganza por sus actos durante el conflicto. Por su parte, Kabila fue criticado por los radicales de su partido, que entendían que el presidente había concedido "un tratamiento preferencial" a los tutsi, y que había empleado el descontento del pueblo por las masivas violaciones de Derechos Humanos para minar la legitimidad del acuerdo. El proceso de "mezcolanza" fracasó definitivamente en mayo de 2007.

Hasta ahora y afortunadamente, la crisis no se ha extendido a Ruanda. De momento, tanto Kinshasa como Kigali han exhibido la necesaria contención como para intentar resolver el conflicto a través del diálogo. Sin embargo, se tiene constancia de escaramuzas, la situación humanitaria es "deprimente", y la escalada de violencia en Kivu Norte amenaza con devorar el resto del país.

Para intentar compensar la debilidad del Ejército, Kabila ha intentado desarrollar una política de integración para la Misión de Naciones Unidas en RD Congo (MONUC), algo a lo que la fuerza internacional se ha opuesto en repetidas ocasiones dado que podría acabar atrapada en mitad del conflicto entre Ejército y rebeldes.

RECOMENDACIONES

El grupo de expertos recomienda a Kabila que suspenda su ofensiva militar y ponga en marcha un acuerdo de paz detallado para la región. Dicho proceso debería constar de dos fases: la primera, reducir la intensidad de la violencia para mejorar la seguridad de la provincia. Después, deberán abordarse las raíces del problema, restaurando la autoridad del Estado, la explotación de los recursos naturales, garantizando el regreso de los refugiados y facilitando un proceso de reconciliación nacional.

Concretamente, el grupo no sólo pide que se suspenda cualquier futuro intento ofensiva militar contra las milicias de Nkunda, sino que se desarrolle una fuerza especial de intervención, compuesta por miembros de la iniciativa de la Estructura de Integración Militar y observadores de la MONUC, que discuta con Nkunda distintas modalidades para integrar a los rebeldes en el Ejército bajo la supervisión de Naciones Unidas.

Asimismo, se pide a la MONUC que colabore para desarrollar una zona desmilitarizada a través de la cual puedan regresar los miles de desplazados, y que pueda con el tiempo convertirse en una ruta comercial que refuerce la economía del país.

Ruanda no está exenta de colaboración. En este caso, el Gobierno ruandés deberá cooperar con la fuerza de Naciones Unidas para capturar a los militares del Ejército congolés que sean responsables de genocidio y garantizar la seguridad de aquellos rebeldes que tengan intención de desmovilizarse.

ICG advierte de que "un bloqueo prolongado de las negociaciones resultará, inevitablemente, en nuevos desplazamientos de civiles y un aumento del riesgo de una limpieza étnica o represalias violentas por parte de ambos bandos".

Durante los últimos tres años, el conflicto en la región de Kivu Norte ha sido repetidamente pospuesto en favor de los esfuerzos para consolidar el proceso de transición y asegurar la elección de Kabila. Sin embargo, no hay que olvidar que fue precisamente esta provincia el epicentro de la guerra que comenzó hace 15 años.