Los daños colaterales hacen mella en el respaldo social al Brexit tres años después

Pancarta contra el Brexit en las calles de Londres
Pancarta contra el Brexit en las calles de Londres - VUK VALCIC / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO
Actualizado: martes, 31 enero 2023 10:12

MADRID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -

El 31 de enero de 2020, a las 23.00 horas (hora local de Londres), Reino Unido puso fin a casi cuatro décadas de integración europea. El Brexit abrió un camino desconocido tanto para Reino Unido para la UE, marcado por una sucesión de escollos que no están del todo resueltos y que se han dejado notar en un menor apoyo social al sonado divorcio.

El ex primer ministro Boris Johnson, principal rostro de la campaña a favor del Brexit e inquilino de Downing Street en momentos clave de la negociación, prometió que el país sería más libre para adoptar sus propias leyes y tejer nueva alianzas.

Sin embargo, mensajes políticos aparte, la realidad es otra. En octubre de 2021, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, un organismo independiente del Gobierno británico, estimó que el Brexit supondría para Reino Unido un lastre equiparable al 4 por ciento del PIB.

No hay nuevas estimaciones sobre la mesa, pero informes de la Cámara de Comercio británica han confirmado que el acuerdo comercial sellado con la UE no ha servido aún para más de tres cuartas partes de las empresas, enfrentadas ahora a más trámites burocráticos e incluso a falta de mano de obra.

La libra también ha perdido valor --comenzó a perderlo antes incluso del Brexit, en previsión de lo que vendría-- y la inflación cerró 2022 por encima del 9 por ciento, en un año especialmente complicado donde se vinieron a sumar los daños colaterales derivados de la invasión de Rusia sobre Ucrania.

A pie de calle, parte de quiénes votaron en junio de 2016 por separarse de la Unión Europea --fueron mayoría con un 52 por ciento-- han comenzado a preguntarse si hicieron lo correcto. Un 31 por ciento de la población siguen defendiendo el Brexit, pero un 55 por ciento creen que el país se equivocó.

El analista Lukas Paleckis, investigador de la firma de encuestas YouGov, apunta en declaraciones a Europa Press que este remordimiento no llegó de inmediato y ha ido al alza, algo que atestiguan múltiples sondeos realizados en los últimos meses.

Paleckis explica que hasta finales de 2021 la proporción de los 'brexiters' que lamentaban su voto no llegaba al 10 por ciento. "En los últimos doce meses, hemos visto que esta cifra ha aumentado y en nuestro último sondeo se sitúa en el 19 por ciento", indica, lo que equivale casi a uno de cada cinco votantes.

Sobre los posibles puntos de inflexión, admite que es "difícil" señalar dónde todo comenzó a torcerse a nivel de apoyo social, pero un estudio específico sobre los motivos que han llevado a parte de lo seguidores del Brexit a renegar ahora de su posición en 2016 muestran que el 25 por ciento de ellos creen que "las cosas han ido a peor".

El 19 por ciento cita el aumento del coste de la vida y el 11 por ciento se siente engañado. Para los anales de la propaganda política han quedado lo 350 millones de libras que Johnson prometió que Reino Unido se ahorraría a la semana fuera de la UE, a pesar de que no hay ninguna base que lo sustente.

El Brexit también ha servido durante estos años para evidenciar las divergencias por territorios. En Escocia, un 62 por ciento de los votantes abogaron por seguir dentro de la UE, argumento central para que los independentistas hayan vuelto a reclamar la celebración de un referéndum de secesión.

En Irlanda del Norte, también triunfó la opción de permanecer en el bloque europeo, con un 55,8 por ciento, y el territorio carece a día de hoy de un Gobierno en funciones en gran medida por las divergencias sobre el nuevo marco de relaciones con la UE tras el Brexit.

El acuerdo de retirada incluyó un protocolo específico para evitar la introducción de una 'frontera dura' en la isla de Irlanda, pero 'de facto' esto obliga a controles en el tráfico hacia y desde Gran Bretaña. Para los unionistas, este protocolo aleja a Irlanda del Norte del conjunto de Reino Unido y es inadmisible.

Gibraltar acumuló un rechazo aún mayor al Brexit --del 95,9 por ciento-- y sigue pendiente del marco de relaciones futuras que le permitirá seguir en la órbita de Schengen y contemplará el fin de la Verja. Uno de los principales escollos de las negociaciones es la forma y el fondo del control que se establecerá en los puntos de entrada a Gibraltar.

La división se hace también evidente por edades, ya que mientras que sólo el 5 por ciento de los ciudadanos británicos de entre 18 y 24 años respaldan el Brexit tres años después del divorcio, mientras que el dato se dispara al 54 por ciento entre los mayores de 65 años.

"En relación a la gestión de la salida de Reino Unido de la UE, hay más probabilidades de que los jóvenes digan que el Gobierno ha gestionado mal el tema", añade Paleckis, que extiende esta disparidad por edad a otro asuntos de índole política.

UN TEMA DE SEGUNDA FILA

En cualquier caso, en un Reino Unido que aún intenta recuperarse de los estragos de la pandemia de COVID-19 y de la guerra en Ucrania, que ha visto a tres primeros ministros desfilar por Downing Street en un mismo año y que ha perdido a quien fue su reina durante siete décadas, el Brexit parece haber perdido peso en el imaginario social.

Paleckis explica que "cuando se compara el Brexit con otros problemas que afronta el país, no parece tener el mismo nivel de importancia". La economía prácticamente lo domina todo y, para un 65 por ciento de los británicos, es una cuestión de primer orden, por encima de la sanidad (55 por ciento) y de la inmigración (28).

El hecho de que Reino Unido esté fuera de la Unión Europea no aparece hasta la cuarta posición en los sondeos de YouGov, con un 19 por ciento de media. Sí le conceden más importancia los ciudadanos que votaron a favor de la permanencia en el bloque, ya que un 29 por ciento sí consideran el Brexit un problema importante.

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