BAGDAD, 10 Ene. (Reuters/EP) -
Los artificieros del Ejército iraquí continúan desactivando varias bombas al día en la ciudad de Ramadi, la capital de la provincia de Anbar, en el centro de Irak, dos semanas después de la ofensiva militar que ha conseguido reducir a Estado Islámico a una esquina del este de la ciudad, donde permanece atrincherado ante el lento avance de las fuerzas de seguridad por la presencia de explosivos.
"La mayoría de las calles están minadas con explosivos, cuya desactivación requiere mucho trabajo y conocimiento", ha explicado el gobernador de la provincia de Anbar, Sohaib al Rawi.
El gobernador ha informado de que "las fuerzas de seguridad tienen bajo control la mayor parte de la ciudad pero han preferido concentrarse en las calles principales y los edificios más importantes en términos tácticos. Las calles más peligrosas están rodeadas de trincheras y la mayor parte de los edificios siguen señalados como "minados".
Una vez terminada la tarea de desminado, se enviará un aviso al Programa de Desarrollo de Naciones Unidas para que entre en la ciudad e inicie las tareas de reconstrucción, según el gobernador.
