NUEVA YORK 16 Ene. (Reuters/EP) -
El embajador francés ante Naciones Unidas, Gerard Araud, ha afirmado este miércoles que el nivel de odio entre las comunidades cristiana y musulmana de República Centroafricana (RCA) fue "subestimado" y que el mismo está provocando una situación "casi imposible" para las tropas desplegadas por Francia y la Unión Africana (UA) en el país.
"Creo que quizá subestimamos el odio y el resentimiento entre las comunidades. Es una situación casi imposible para los soldados africanos y franceses", ha dicho. Asimismo, ha agregado que "hay que pensar en términos de tácticas, de forma práctica, para ser efectivos y evitar que la gente se mate cuando tienen tantas ganas de matarse".
Araud ha reconocido que tras la llegada al poder de la milicia rebelde musulmana Séléka "se esperaba que hubiera violencia sectaria", si bien ha detallado que "no se preveía un odio tan arraigado". Por último, ha anunciado que quizá sea necesario "trabajar con psicólogos y etnólogos para saber cómo apareció y cómo enfriar la situación".
El lunes, la ONU subrayó que al "rápida elección" del nuevo presidente interino de RCA, Alexandre-Ferdinand Nguendet, es "crucial" para la estabilidad del país, al tiempo que recalcó la necesidad de iniciar un proceso de reconciliación entre las comunidades cristiana y musulmana tras los últimos enfrentamientos, que se han saldado con la muerte de miles de personas.
"El perfil del nuevo jefe de Estado puede ayudar a restaurar la esperanza", valoró el representante especial de Naciones Unidas para el país, Babacar Gaye. En sus primeras declaraciones tras la salida del poder del presidente Michel Djotodia y el primer ministro Nicolas Tiangaye, indicó que la comunidad internacional deberá apoyar a las nuevas autoridades "en el camino hacia unas elecciones libres, creíbles y democráticas".
En virtud de la carta de transición, Nguendet presidirá el país un máximo de dos semanas hasta que el Consejo Nacional de Transición (CNT) elija a un presidente interino que lleve al país a la celebración de elecciones, previstas para antes de finales de este año.
Este mismo lunes, el mandatario interino anunció el despliegue de cientos de soldados adicionales en la capital, Bangui, con la orden de disparar a los alborotadores en un intento por poner fin a meses de violencia.
Los enfrentamientos, ataques a mezquitas y saqueos de tiendas propiedad de musulmanes han persistido en Bangui desde la renuncia de Djotodia, que llegó al poder el pasado marzo a raíz del golpe de Estado de la coalición rebelde Séléka, integrada principalmente por musulmanes.
Los antiguos rebeldes de Séléka han seguido cometiendo abusos y saqueos durante estos meses contra la población mayoritariamente cristiana del país, lo que provocó la aparición de milicias de autodefensa bautizadas 'antibalaka' (anti machetes, en la lengua local).