Las huellas de Hiroshima

Monumento a las víctimas de Hiroshima
Foto: TORU HANAI / REUTERS
 
Actualizado: jueves, 6 agosto 2015 10:45

MADRID, 6 Ago. (Kenji Shiga, director del Museo Memorial de la Paz de Hiroshima) -

   El 6 de agosto de 1945, una bomba atómica redujo Hiroshima a cenizas en un instante. La misión del Museo Memorial de la Paz de Hiroshima, desde su apertura, ha sido y sigue siendo transmitir lo que realmente pasó en Hiroshima aquel día.

   Sin embargo, a pesar de estas actuaciones, aún son pocos los que conocen realmente lo qué pasó bajo la famosa nube en forma de hongo. El horror no solo radica en la fuerza de la explosión, sino también en la radioactividad que desprende en un radio de un kilómetro, matando en el acto a las personas que estaban cerca. Aunque algunos sobrevivieron a la explosión, muchos de ellos murieron de leucemia después.

   Rayos caloríficos de miles de grados quemaron todo lo que encontraron a su paso, dejando solo sus sombras reflejadas en las piedras o el asfalto. Las personas expuestas a estos rayos quedaron carbonizadas al instante y aquellos que aún se mantenían con vida trataban de huir con la piel quemada y desprendida a jirones de sus cuerpos.

   La onda expansiva se llevó por delante tanto a los edificios como a las personas, que además sufrieron graves cortes por los fragmentos de cristal que caían. El fuego se apoderó de la ciudad, que quedó totalmente en llamas, y para huir de él la gente se lanzaba al río, que se llenó de cadáveres. Era la imagen del infierno.

   Muchas víctimas eran mujeres y niños, pero también había extranjeros como coreanos, chinos, estudiantes del sureste asiático o prisioneros estadounidenses. En el monumento en memoria de los fallecidos por esta bomba figuran los nombres de todas las víctimas, japoneses y extranjeros.

LAS HUELLAS DE HIROSHIMA

INFIERNO NUCLEAR

   Nuestro museo se basa en la colección del minerólogo Shogo Nagaoka, profesor de geología y mineralogía en la Universidad de Artes y Ciencias de Hiroshima, actual Universidad de Hiroshima. El día siguiente a la caída de la bomba atómica, Nagaoka regresaba de un viaje de trabajo y presenció el infierno, la terrible escena de la ciudad arrasada y cubierta de cadáveres calcinados.

   Nagaoka se dio cuenta de que las superficies de granito próximas al epicentro de la explosión estaban derretidas y se habían reducido a unas formas irregulares e intuyó que no era una bomba corriente. Ese mismo día empezó a recoger los objetos que quedaban en la ciudad totalmente quemada como piedras, tejas y botellas fundidas.

   Nagaoka, aquejado de fuertes diarreas y vómitos como consecuencia de la radiación que persistía en la ciudad, siguió recogiendo materiales y creó la base para levantar el actual Museo Memorial de la Paz de Hiroshima.

   Actualmente, el Museo expone 20.000 objetos, recogidos por Nagaoka y de posteriores colecciones y donaciones. El Museo guarda con sumo cuidado todos estos objetos de inapreciable valor que nos permiten contar a las futuras generaciones el terrible suceso que sufrió Hiroshima.

MEMORIA VIVA

MEMORIA VIVA

   Desde 1995, el Museo ha dedicado todos sus esfuerzos a transmitir a todo el mundo la realidad de la bomba atómica organizando también exposiciones fuera de Japón. De enero a marzo de este año, organizó, con el inestimable apoyo de Barcelona y Granollers, la Exposición 'Hiroshima-Nagasaki, 70 años de la bomba atómica' en el Centro Cultural del Born de Barcelona y en el Museo de Granollers.

   La ciudad de Granollers está firmemente comprometida con la paz y apoya todas las actividades de nuestro Museo. Además, su alcalde es vicepresidente de la Red de Alcaldes por la Paz, cuyo presidente es el alcalde de Hiroshima, y coordina las ciudades por la Paz en el Mediterráneo. Gracias a su labor, más de 300 ciudades en España se han sumado ya a esta iniciativa internacional, y España es, de los 160 países miembros, el quinto país con más ciudades implicadas.

   Actualmente, el Museo está en proceso de reforma para poder seguir transmitiendo lo que ocurrió aquel 6 de agosto de 1945 incluso después de que todos los supervivientes de la bomba atómica hayan fallecido. En su reapertura, dentro de tres años, seguiremos reflexionando aún con mayor intensidad sobre cada uno de los objetos expuestos y su legado, contando la tremenda realidad de la bomba atómica a través de las dramáticas experiencias de los supervivientes.

   Cuando visiten nuestro Museo y vean los objetos de los fallecidos, podrán percibir la rabia de las víctimas y lo insignificante que es la guerra. Les pido que imaginen la rabia de aquellos niños y jóvenes a los que, aquel día, les arrebataron su futuro.

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