ICG pide al Gobierno que atienda las peticiones de los tamil y desactive la diáspora violenta

Reuters
Actualizado: domingo, 28 febrero 2010 14:47

MADRID, 28 Feb. (EUROPA PRESS) -

El grupo de expertos en política internacional International Crisis Group pide al Gobierno ceilandés que aborde lo antes posible las peticiones de los tamil para impedir que la corriente más violenta de la diáspora de esta minoría emplee sus recursos para alimentar una nueva insurrección armada que pudiera desestabilizar el ya de por sí precario estado del país tras el final, hace menos de un año, de la guerra civil.

Más de un millón de tamiles viven en el extranjero, la inmensa mayoría de los cuales han simpatizado durante los últimos 25 años de conflicto civil con la insurgencia de los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE), finalmente vapuleada por el Ejército ceilandés. No eran partidarios tanto del enfrentamiento armada como de los principios de autodeterminación que defendían los Tigres.

La moral de los exiliados es muy baja. "Desde la derrota de los tigres, el humor de la diáspora ha consistido en una mezcla de rabia, desesperación y negación; y aunque muchos de los exiliados tenían sentimientos contradictorios sobre el LTTE, este grupo era unánimemente reconocido como el único que luchaba dentro del país por los derechos de la minoría.

La derrota brutal del LTTE tras varias semanas de bombardeos indiscriminados, que causaron enormes cifras de víctimas en la población civil, ha causado que gran parte de la diáspora tenga ganas de venganza, no sólo contra el Gobierno ceilandés, sino contra la comunidad internacional, que considera les ha "traicionado" a la hora de perseguir y condenar a los responsables directos de los bombardeos. No tienen en cuenta que el LTTE está también acusado de emplear a los civiles como escudos humanos durante los bombardeos.

El comportamiento exhibido por las autoridades ceilandesas --también duramente criticadas por el maltrato a los refugiados supervivientes-- ha alimentado una corriente violenta, minoritaria, en los exiliados tamiles. El grupo recuerda que no tienen capacidad para financiar de la nada a una nueva insurgencia armada, pero sí tienen la capacidad de prestar apoyo económico a elementos violentos aislados a través de los canales habituales de financiación, que permanecen "intactos".

LUCHA POLÍTICA

Pero la contundente acción militar ha terminado por convencer a muchos exiliados de la necesidad de perseguir sus reivindicaciones a través de la vía política. A tal efecto, se están configurando nuevas organizaciones políticas que operarán con transparencia y democracia a la hora de configurar los planes para un "gobierno transnacional", que abogue por la creación del estado Tamil Eelam (la Tierra Tamil), el boicot a los productos ceilandeses, y la creación de un movimiento para pedir a la comunidad internacional que investigue los presuntos crímenes de guerra cometidos por las autoridades ceilandesas en los meses de abril a mayo de 2009.

Se emplea la palabra "transnacional" porque la propia diáspora se ha negado a autodefinirlo como un "gobierno en el exilio". Tal denominación implica que la diáspora rechaza al Gobierno actual, democráticamente electo, lo que le haría perder muchísimos apoyos en la comunidad internacional, que por su parte "preferiría dialogar con un número de portavoces protamiles en lugar de negociar con entidades" mucho más inaccesibles.

Porque la otra cara de la moneda de esta nueva aproximación política reside en que la diáspora no está dispuesta a hacer ninguna concesión a las autoridades tamiles. "Estas nuevas iniciativas exculpan al LTTE de toda crítica, ni le responsabilizan de su contribución al fragmentado estado de la sociedad ceilandesa", indica el ICG. A nivel nacional, la diáspora ha rechazado toda colaboración con los políticos tamiles en la isla, a los que consideran "traidores" a la causa o "demasiado débiles o cobardes como para luchar por los derechos de su pueblo".

DESILUSIÓN JUVENIL

Las generaciones más jovenes de la diáspora tamil han sido testigos de excepción de la guerra. Son ellos, no sus padres, quienes pueden decidir la adopción de vías más extremas para la consecución de sus fines. "Gobiernos con enorme población de tamiles exiliados han exhibido su preocupación ante la existencia de nuevas formas de militancia", explica ICG, que recuerda los numerosos suicidios realizados en señal de protesta por los jóvenes tamiles en el extranjero, al igual que los ataques perpetrados contra diferentes embajadas de Sri Lanka.

La actitud del Gobierno ceilandés no ayuda. A veces, parece no tener en cuenta que los tamiles tienen el derecho a protestar pacíficamente contra la forma actual de Gobierno. Pero el apoyo internacional a un estado independiente brilla por su ausencia, lo que confiere en cierto modo al Gobierno de Sri Lanka a mantener "una destructiva legislación antiterrorista".

En este sentido, ICG recomienda al Gobierno ceilandés que aborde directamente la raíz del conflicto: la marginación política y la inseguridad física a las que se encuentran sometidos los tamiles en Sri Lanka. "Las declaraciones realizadas por el presidente Mahinda Rajapaksa desde su reelección en enero dan a entender que existe una posibilidad muy remota de emprender las reformas políticas y constitucionales que se supone que tendría que ofrecer en su mandato", apunta ICG.

A la comunidad internacional, ICG recomienda que conceda el mayor apoyo posible a los tamiles de Sri Lanka y que ejerza presión sobre Colombo para que mejore la situación interna del país. "Su ayuda debería ir asociada al fin de la impunidad para las violaciones de los Derechos Humanos y los abusos del poder político que terminan desdeñando la democracia y amenazan a la libertad de las comunidades étnicas ceilandesas", concluyó el informe del grupo internacional de expertos.