Actualizado: lunes, 13 febrero 2017 18:01

BAMAKO, 13 Feb. (Reuters/EP) -

Al menos trece personas han muerto en el centro de Malí durante el fin de semana en enfrentamientos interétnicos entre fulanis y bambaras, ha informado este lunes el Ministerio del Interior, en una escalada del conflicto por los recursos en una región cada vez más fuera del control del Estado.

Otras fuentes han ofrecido un balance mucho más elevado, incluido el jefe de un grupo de defensa de los derechos de los fulani, que ha informado de que 45 personas han muerto y que los enfrentamientos todavía continúan.

Los fulani, también conocidos como peul en francés, son un pueblo pastor que ha coexistido de forma pacífica desde hace tiempo con los agricultores del principal grupo étnico de Malí, los bambara, pero la presión económica y la infiltración de los milicianos islamistas ha aumentado la tensión.

Los enfrentamientos comenzaron cuando un tendero bambara fue asesinado en una localidad próxima a Macina, a unos 300 kilómetros al noreste de Bamako, según Modibo Dicko, presidente de un grupo de asociaciones que defienden los derechos de los fulani.

Los aldeanos se alzaron en armas al día siguiente y quemaron las chozas de los fulani, a los que responsabilizaron de su muerte, ha precisado.

El Ministerio del Interior ha indicado que trece personas han muerto y varias viviendas han sido incendiadas, pero la calma había regresado este lunes y las fuerzas de seguridad están patrullando la zona.

Sin embargo, Dicko ha señalado que al menos 45 personas han muerto y los choques continúan, lo que ha provocado que más de 100 familias hayan tenido que huir a pie o en moto. "Todo el que no huyó ha sido asesinado", ha asegurado.

Kader Ba, un político retirado de Macina, ha señalado que tiene informaciones de que 30 personas fueron asesinadas el domingo y cinco el lunes, incluidos al menos dos que fueron quemados vivos. Según ha dicho, entre los fallecidos hay miembros de su familia.

La violencia en Malí, otrora confinada al desértico norte, se ha extendido al sur en los últimos años en parte al reclutamiento de los yihadistas entre los fulani marginados basados principalmente en el centro del país. La creciente violencia y las tensiones étnicas han llevado a muchos funcionarios del Estado a abandonar la zona.

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