MADRID, 2 Jun. (Reuters/EP) -
El ministro de Defensa chino, Wie Fenghe, ha criticado este domingo a Estados Unidos por su apoyo a Taiwán y por sus operaciones navales en el disputado Mar de China y ha afirmado que una guerra entre el país norteamericano y China sería un "desastre".
No obstante, Wei ha señalado durante su discurso en el Foro Shangri-La que "luchará hasta el final" contra cualquiera que intente separar a China de Taiwán, un territorio que Pekín considera "sagrado" y que reclamará por la fuerza si es necesario.
"Ningún intento de dividir a China tendrá éxito. Cualquier injerencia en la cuestión de Taiwán está condenada al fracaso", ha destacado Wei. El Gobierno de China considera a Taiwán como una de sus provincias y decidió romper los contactos oficiales con el Gobierno de Taipéi después de que el Partido Progresista Democrático, liderado por la presidenta, Tsai Ing Wen, y de tendencia independentista, ganara las elecciones de 2016.
Además, refiriéndose a Estados Unidos, ha criticado que "algunos países de fuera de la región vayan al Mar de China Meridional a ejercer su poder en nombre de la libertad de navegación".
Por último, ha reiterado su intención de "luchar hasta el final" si Estados Unidos quiere continuar enfrentándose en una batalla comercial; aunque si Washington quiere hablar, China "mantendrá la puerta abierta", ha asegurado.
En este mismo foro, el secretario de Defensa en funciones de EEUU, Patrick Shanahan, sugirió el sábado que China era responsable de una serie de actividades desestabilizadoras en Asia e hizo un llamamiento a sus aliados asiáticos para que aumentasen su gasto en seguridad, al mismo tiempo que reiteró el compromiso que Estados Unidos tiene con la región.
"Tal vez la mayor amenaza a largo plazo para los intereses vitales de los Estados de la región provenga de actores que tratan de debilitar, en lugar de mantener, el orden internacional", advirtió Shanahan. No obstante, reconoció que está deseoso de comenzar una relación militar con Pekín.
Estas declaraciones se han producido en un momento de tensas relaciones entre las dos economías más grandes del mundo, sobre todo una guerra comercial en curso que ha provocado temores a una nueva crisis financiera mundial. Estas tensiones también están protagonizadas por el apoyo de Estados Unidos a Taiwán o por las acciones militares de China en el Mar de la China Meridional.
También hay que tener en cuenta que Estados Unidos está efectuando presión para impedir que el gigante tecnológico chino Huawei participe en la instalación de las redes de transferencia de datos de última generación 5G en todo el mundo al considerar que la empresa representa un riesgo para la seguridad nacional, motivo por el que también le ha restringido el uso de hardware y software norteamericanos en la fabricación de sus equipos, como teléfonos móviles.
