Una mujer con su hija en Haití - Europa Press/Contacto/Jose Iglesias/Miami Herald
MADRID 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
Naciones Unidas ha instado este jueves a la comunidad internacional a recaudar 880 millones de dólares (750 millones de euros) para apoyar a 4,2 millones de haitianos que dependen de asistencia humanitaria en el país caribeño, azotado por la violencia de las pandillas.
La coordinadora humanitaria de la ONU en Haití, Nicole Kouassi, ha hecho un llamamiento en un comunicado a los socios para "proteger vidas, defender la dignidad y garantizar que la esperanza siga siendo posible para las futuras generaciones en Haití".
La violencia armada en la isla caribeña ha obligado a 1,4 millones de personas, aproximadamente el 12 por ciento de la población, a huir de sus hogares, mientras que la grave inseguridad alimentaria afecta ya a 5,7 millones de haitianos, siendo este país la sexta crisis de hambre más grave del mundo.
"Estoy profundamente preocupada por el incesante ciclo de violencia y la extrema brutalidad que los haitianos siguen soportando", ha dicho Kouassi, agregando que los actores armados "desplazan por la fuerza a miles de civiles inocentes", destruyen sus hogares o reclutan "por la fuerza" a menores, que constituyen hasta la mitad de sus filas.
En concreto, el plan --cuya prioridad es reducir los riesgos inmediatos para las poblaciones afectadas, estabilizar los hogares más golpeados por las repetidas crisis y restablecer el acceso a los servicios esenciales-- se centra en los departamentos Oeste, Centro y Artibonito.
El 30 de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU dio luz verde al despliegue de una nueva misión internacional en Haití. Conformada por 5.500 soldados y policías, la Fuerza de Represión de las Bandas reemplazará a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, dirigida por Kenia.
Aunque se espera que esta nueva fuerza contribuya a reducir la violencia, no podrá resolver por sí sola los problemas estructurales del país. En las palabras sobrias pero contundentes de los analistas, Haití ha entrado en un ciclo donde el hambre ya no es una emergencia pasajera, sino un estado permanente.