BRUSELAS, 17 Oct. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dijo hoy que desde un "punto de vista técnico" se puede aprobar el nuevo Tratado de reforma sin decidir sobre el reparto de eurodiputados para la legislatura 2009-2014 y apeló a los Estados miembros a encontrar una solución a este problema para que no bloquee la cumbre de Lisboa que empieza mañana.
Durao Barroso se alineó de este modo con las tesis de Italia, que reclama aplazar la distribución de eurodiputados porque considera muy perjudicial la propuesta de reparto aprobada por la Eurocámara, que le hace perder la paridad con Francia y Reino Unido. Italia está enfrentada en esta cuestión con España, que exige que el reparto de escaños se fije ya en Lisboa para recuperar 4 de los 14 puestos que perdió con Niza y quedarse con un total de 54.
"Creemos que hay formas de resolver este problema sin bloquear el Tratado. Desde un punto de vista técnico, podríamos tener el Tratado sin los eurodiputados exactos para cada Estado miembro", dijo el presidente del Ejecutivo comunitario. En este sentido, se mostró convencido de que Italia, un país que según dijo "siempre ha estado en la vanguardia de la integración europea", no vetará el texto.
Durao Barroso lanzó un llamamiento a los jefes de Estado y de Gobierno para que pacten el Tratado en la cumbre que empieza mañana y recalcó que "no hay razones ni excusas para no llegar a un acuerdo esta semana en Lisboa". "No podemos pasar todo nuestro tiempo discutiendo instituciones. Hemos pasado seis años discutiendo de la arquitectura institucional, es el momento de avanzar. Tenemos un buen acuerdo sobre la mesa, el mejor posible", proclamó.
"Soy consciente de que quedan algunos problemas por resolver, pero espero que esto no se convierta en la batalla de Lisboa. Todo el mundo puede salir de Lisboa como ganador esta semana", continuó el presidente del Ejecutivo comunitario. Subrayó que, según ha podido comprobar en sus contactos con los líderes europeos, todos tienen voluntad de compromiso y ninguno quiere que la cumbre fracase.
"El nuevo Tratado debe poner punto y final al debate sobre los cambios institucionales y nos permitirá concentrarnos en cambiar Europa y el mundo para mejor. Tenemos que lograr que el debate pase del Tratado de Reforma a la reforma de Europa", recalcó.
Durao Barroso repasó el resto de flecos pendientes para lograr un acuerdo en Lisboa. Sobre la pretensión de Polonia de incluir en el texto del tratado un mecanismo para que una minoría de países pueda retrasar una decisión aunque no tenga los votos suficientes para bloquearla (el denominado compromiso de Ioannina), el presidente se mostró convencido de que es posible encontrar una solución, aunque no dijo cuál y lanzó un llamamiento al Gobierno de Varsovia a ser flexible.
En cambio, rechazó de plano la petición de República Checa de introducir en el Tratado una disposición que permita a los Estados miembros exigir a la Comisión que retire una propuesta legislativa. "Es inaceptable para la Comisión y espero que no se apruebe", se limitó a señalar.
También dijo que el Ejecutivo comunitario hará todo lo posible para resolver los problemas de Austria, que quiere limitar el número de estudiantes alemanes en sus facultades de Medicina, y de Bulgaria, que tiene un problema con la ortografía del euro en el alfabeto cirílico. No obstante, criticó a ambos países por mezclar estas cuestiones con el Tratado de Reforma.
En el caso austriaco, Barroso señaló que la Comisión ha suspendido el expediente contra Viena por no respetar la sentencia del Tribunal de Justicia que le obliga a admitir a los estudiantes alemanes para dar más tiempo a presentar nueva información que justifique estas restricciones. En todo caso, subrayó que el Ejecutivo comunitario no tiene "libertad" para aplicar la legislación comunitaria.
"Estamos dispuestos a trabajar dentro de los límites de la legislación comunitaria para ser lo más flexibles que podamos porque comprendemos las preocupaciones reales del impacto en un sector específico, las facultades de Medicina y las consecuencias que puede tener en el sector sanitario público", dijo.
En cuanto a Bulgaria, señaló que la Comisión "no tiene la intención de armonizar las gramáticas nacionales o la fonética".