BRUSELAS, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Comisión Europea ve esencial reforzar la protección de los datos personales y de la intimidad si se quiere potenciar la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID, en sus siglas en inglés), ya que sólo así se podrá ganar la confianza de los usuarios y lograr el liderazgo de la UE en un mercado que crece a un ritmo del 60% anual. Así se pone de relieve en la estrategia política sobre las denominadas 'etiquetas inteligentes' presentada hoy por el Ejecutivo comunitario.
La RFID es una tecnología por las que unas etiquetas emiten señales de radio como identificadores y unos dispositivos reciben la señal e identifican las etiquetas, sin necesidad de contacto directo con un escáner. Tiene aplicaciones muy variadas en campos como el pago automatizado en los supermercados, el control más fiable de los equipajes en los aeropuertos, la lucha contra los medicamentos falsificados, o la atención sanitaria y su objetivo último es crear un 'Internet de los objetos'.
Sólo en 2006 se vendieron en todo el mundo más de mil millones de etiquetas RFID y para 2016 se podría alcanzar una cifra 500 veces superior. Se calcula que el mercado europeo de estas etiquetas pasará de 500 millones de euros en 2006 a 7.000 millones para 2016, según los datos de Bruselas. Europa es también un líder internacional en investigación y desarrollo de RFID y su industria se encuentra en una buena posición al respecto.
No obstante, la consulta pública lanzada el año pasado por el Ejecutivo comunitario ha puesto de relieve la preocupación general entre los usuarios de que esta tecnología pueda utilizarse para invadir la vida privada de las personas, vigilar sus desplazamientos y acumular datos personales. "La RFID sólo podrá concretar sus numerosas potencialidades positivas para la economía y la sociedad si se prevén garantías apropiadas para la protección de datos, el respeto de la vida privada y los aspectos éticos asociados", señala el Ejecutivo comunitario.
Por todo ello, Bruselas propondrá a mediados de 2007 enmiendas a la directiva sobre protección de la intimidad para que se tengan en cuenta las aplicaciones de las etiquetas inteligentes. Asimismo, publicará a finales de este año una recomendación específica a los Estados miembros y a las partes interesadas sobre cómo abordar la seguridad de los datos y la protección de la intimidad en el caso de la identificación por radiofrecuencia.
Otras iniciativas de la estrategia política que propone Bruselas consisten en crear un grupo de interesados en las RFID cuya función será asesorar y asistir a la Comisión en la formulación de una política europea sobre las aplicaciones de las etiquetas inteligentes, y que trabajará en cooperación con el grupo sobre protección de datos de la UE.
Finalmente, la Comisión analizará los efectos económicos y sociales de las etiquetas inteligentes y de otras tecnologías, y se centrará sobre todo en la intimidad, la confianza y el buen Gobierno. Tras realizar este estudio, evaluará las diferentes opciones políticas y decidirá si es necesario presentar nuevas medidas legislativas a finales de 2008.
