El Corral de las Comedias de Alcalá de Henares: Crónica de un teatro donde aún resuenan secretos del Siglo de Oro

El Corral de las Comedias de Alcalá de Henares
El Corral de las Comedias de Alcalá de Henares - PACO MANZANO
Actualizado: sábado, 19 abril 2025 10:47

Este espacio ofrece visitas guiadas para descubrir su historia y los rincones ocultos al público

MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -

Más de cuatro siglos de historia descansan sobre sus tablas. En sus butacas todavía se respira el teatro del Siglo de Oro y en su escenario aguardan aposentos entre bastidores que atesoran unos cuantos secretos. El Corral de Comedias de Alcalá de Henares, el más antiguo de Europa todavía en funcionamiento, vivió en sus propias carnes la transformación del teatro, de patio de vecinos a sala de cine, aunque conservando en todo momento su misma esencia: un lugar para mirar, evadirse y, sobre todo, emocionarse.

La vida del Corral --en la actual plaza de Cervantes-- se inicia en el año 1602 como tal, aunque allí ya se hacía teatro entre gallinas, cerdos y patos en un patio empedrado con vecinos asomados desde el balcón de sus casas. Todo esto cambió y el espacio dejó de tener moradores para convertirse en escenario, a imitación de los famosos corrales del Príncipe y de la Cruz de Madrid.

"La diferencia entre una corrala y un corral de comedias es sencilla pero profunda: en uno se vive y en el otro, se representa", cuenta Mercedes, la guía que descubre la historia de este espacio a Europa Press en una de las visitas guiadas. Y es que, al principio, explica, el Corral de Alcalá se regía por el rumor de un público que todavía no aplaudía.

Una de las vistas del Corral de Alcalá

En el patio, apodado como 'de mosqueteros', los hombres del pueblo llano asistían de pie a la función. Eran el público más temido, si no les gustaba lo que veían abucheaban y arrojaban huevos, cebollas y frutas podridas a los actores. Las mujeres de baja cuna, separadas, accedían por otra puerta y se situaban en la conocida como 'cazuela', lo que hoy se conoce como 'gallinero', en la parte superior trasera.

La clase media se ubicaba en los laterales bajo techo y, finalmente, separada de la multitud acudía la nobleza, que se sentaba en los corredores superiores donde se abrían los aposentos de la posada de 'La Serafina' a modo de palcos. Por su parte, las mujeres de la alta sociedad disponían de aposentos "secretos" en uno de los costados del escenario para evitar algún que otro escándalo.

El teatro suponía entonces un auténtico acto social en una sociedad controlada por la religión en la que la risa, la sátira y el amor no podían hacerse públicos. Allí se acudía a ver y a ser visto. Se cerraban negocios, se buscaban maridos para las hijas y hervían los cotilleos y tertulias... Hasta que por fin se alzó el telón al Siglo de Oro.

DEL TEATRO DE LOPE DE VEGA AL CINE 'DE LAS PIPAS'

El siglo XVII trajo consigo la gran revolución teatral del Siglo de Oro. Autores como Lope de Vega, Ana Caro de Mallén, Tirso de Molina, Calderón de la Barca o María de Zayas --quien defendió en sus obras los derechos de las mujeres-- transformaron lo que ocurría en escena en emoción pura. El público ya no solo murmuraba, guardaba silencio. Escuchaba. Creía.

Fotografía antigua del Corral

Con el tiempo, los corrales se cubrieron --los castrati exigían cantar bajo techo-- y nacieron entonces los coliseos cubiertos. En el siglo XIX, el espacio volvió a transformarse con galerías, palcos y una estructura elíptica para convertir el viejo corral en un teatro romántico, con más comodidad y una nueva mirada escénica.

Al ritmo de la evolución del teatro, en el siglo XX, como tantos otros, el Corral se rindió finalmente al séptimo arte. Se proyectaban películas en una pantalla sobre el escenario, mientras los espectadores escupían cáscaras de pipa al suelo y también desde el balcón, en una canaleta instalada para tal fin. En la ciudad complutense se le conoció como el cine 'de las pipas' hasta que echó el cierre en el año 1974. Muchos pensaron que allí acababa la historia, pero por suerte, no fue así.

UNOS ESTUDIANTES DE LA UAH RESCATARON AL CORRAL DEL OLVIDO

En los años 80, tres estudiantes de la Facultad de Historia de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) consultaron una serie de documentos del alcalaíno Esteban Azaña, padre del presidente de la Segunda República, Manuel Azaña. En sus pesquisas, donde esperaban encontrar información de interés sobre el Teatro del Siglo de Oro (Azaña era historiador) encontraron una auténtica joya: aquellos papeles recogían referencias a un antiguo corral de comedias en la Plaza Cervantes.

Una vez localizado el posible inmueble, consiguieron contactar con su último propietario, el del cine 'de las pipas'. Cuando lograron traspasar sus puertas, encontraron todo un tesoro cultural olvidado en el tiempo.

Allí se hallaron frisos abandonados sobre el escenario, unas enormes columnas sin telar (su paradero se desconoce), un techo sin conservar y tres vigas maestras muy deterioradas en su foso a causa del paso de los años y las crecidas del río Henares.

Poco a poco, con excavaciones y restauraciones que se extendieron hasta los años 2000, resurgieron los elementos clave: el pozo original (que todavía tiene agua), el patio empedrado, la estructura cuadrada, columnas y respiraderos, restos del escenario... y sobre todo, la certeza de que allí se había vivido teatro durante siglos.

Fotografía antigua del Corral

CERVANTES ESCONDIDO DURANTE AÑOS EN UN POZO

Uno de los episodios históricos más fascinantes de este espacio alcalaíno se produjo durante la Guerra Civil española, en 1936, momento en el que la iglesia de Santa María la Mayor --cuya cofradía era propietaria del solar del Corral-- fue incendiada.

Entonces, un sancerdote se coló por una ventana y sorteando las llamas rescató lo que pudo: cálices, documentos y libros, que entregó a un familiar suyo que vivía en uno de los inmuebles adyacentes al actual teatro. Ambos sabían que conservar ese material era peligroso, así que decidieron lo más sensato: esconderlo.

Para ello, acudieron a un herrero a sellar una caja metálica, la envolvieron en trapos y la ocultaron finalmente en el muro del pozo de la vivienda, que también daba al Corral. Mercedes, la guía que acompaña al grupo, relata que este religioso fue fusilado, el herrero murió durante la guerra y el propietario de la vivienda en la que se escondió la caja guardó el secreto durante años, sin contar nada a nadie, ni siquiera a su propia familia.

Una vez finalizada la Guerra Civil, decidió devolver el contenido a sus legítimos dueños. Quién podría imaginar que en su interior aguardaba oculto, entre otros documentos, el libro de registros donde figuraba nada más y nada menos que la partida de bautismo de Miguel de Cervantes, ligándolo para siempre con la historia de la ciudad. A pesar de las expropiaciones y remodelaciones llevadas a cabo en los inmuebles aledaños, esa casa todavía conserva hoy una ventana que da directa al escenario del Corral.

EL TEATRO SIGUE EN EL CORRAL DE LAS COMEDIAS

En el año 2005, el Corral de Comedias abrió de nuevo sus puertas por encargo de la Comunidad de Madrid. Desde entonces, es un espacio vivo, donde se respira historia, patrimonio y también teatro.

Detalle actual del Corral de Alcalá

En su cartelera caben los clásicos del Siglo de Oro, pero también teatro contemporáneo, danza, flamenco, conciertos de jazz, espectáculos infantiles. Actualmente, está gestionado por la Fundación Teatro de la Abadía, bajo al dirección artística de Juan Mayorga.

Para aquellos que deseen conocer aún más de cerca cada rincón oculto del Corral, pueden inscribirse en las visitas guiadas de unos 35 minutos de duración a un precio de 4 euros (general). La lista de descuentos y los horarios y pases pueden consultarse en la web, así como en visitas@corraldealcala.com y el teléfono 628 766 275.

Porque, después de 400 años, merece la pena asomarse a las tablas de este teatro no es mucho más que una joya arquitectónica. Es un testimonio. Un superviviente. Y, sobre todo, una promesa de que el arte, cuando encuentra su lugar, no desaparece.