ARGANDA DEL REY 12 Abr. (EUROPA PRESS) -
El dueño del restaurante 'La Joya', ubicado en el polígono industrial de Arganda conocido como 'Coto de Cisneros' y atracado 5 veces en menos de 20 días, se siente "impotente" por la situación que está atravesando, pues los atracos están causando importantes daños materiales y teme tener que cerrar su negocio.
La Guardia Civil busca a los autores de los cinco asaltos que ha sufrido en los últimos 20 días el restaurante, ubicado en la carretera de Chinchón, a la altura del kilómetro 3, y cuyos dueños piden a los atracadores que, si vuelven a robar, entren por la puerta de la cocina, pero que no rompan nada.
'La Joya' se encuentra en un paraje donde sí abundan graveras abandonadas. Todos los atracos se han producido por la noche. El dueño del local, Claudio López, no se imagina cuáles son las causas de esta serie de robos que esta sufriendo desde 2008, y que pueden dar al traste con su negocio.
Claudio reconoce que la Guardia Civil busca a los autores de esos atracos desde el primer momento, pero recuerda que lleva sufriendo estos robos desde que abrió el restaurante "en el año 2005" y, desde entonces, han seguido produciéndose los hurtos; "el último ocurrió el día 24 del marzo.
Según Claudio, la cuantía de los robos "no es de mucho valor" porque, después de tanto robo, han decidido "comprar a diario"; por lo que los 'cacos' sólo pueden llevarse "tabaco, el cambio que se deja" y pocas cosas más.
El valor real de robo, según cuantifica el empresario, asciende a "1.000 euros o 1.500". En los últimos cinco robos, Corral ha tenido que "cambiar" el sistema de alarmas de este negocio que se encuentra en un polígono industrial.
Lo que más preocupa a este propietario "son los daños" que se generan después de cada robo. Los ladrones dejan todo "por el suelo", incluso "sacan las bandejas de carne de la nevera y las tiran al suelo" y en el último robo, los asaltantes "estuvieron en la cocina comiendo piña y melocotón".
IMPOTENCIA Y ASISTENCIA MÉDICA
"Siento impotencia", asegura Claudio, quien reconoce que esta situación le tiene en "un sinvivir" y que ha tenido que ir "a varios médicos" porque se encuentra "sin fuerzas, desanimado" y "no duerme bien".
"Muchas noches no puedo dormir y me vengo a dar una vuelta", ha explicado, mientras ha asegurado que cuando no puede dormir va a "dar una vuelta" por el bar. La Guardia Civil ha detenido en las últimas semanas a 10 personas, pero Claudio no sabe "si guardarán relación" con su negocio.
El establecimiento se halla en un polígono industrial junto con otras 35 naves, está alejado del casco urbano, pero en la carretera "hay mucho tráfico", además, "la Guardia Civil pasa a menudo" por los alrededores, pero, según Claudio, parece que los ladrones "son más listos". El dueño se ha planteado acudir "a la seguridad privada", pero carece de dinero suficiente "para pagarlo" él solo.
FUTURO INCIERTO Y RENOVACIÓN DEL SEGURO
Ahora el problema está "en el seguro" que vence a finales de abril. "Llevo ya tres seguros", ha reconocido. Si no renovara el seguro, ha afirmado que la decisión sería "cerrar" porque no puede tener el bar "sin asegurar". "Si esto no cambia, lo tengo que cerrar no puedo aguantar más", ha añadido.
Los ladrones lo han intentado todo, "reventaron una ventana", también "han entrado cuatro veces por el tejado", se han "descolgado" del techo, han entrado "por la puerta principal" y "por la puerta de la cocina", en una ocasión "destrozaron" la salida de emergencia".
Ante esta situación, Corral decidió dejar la puerta de la cocina "abierta unos meses" y ha explicado que durante ese tiempo "nunca entraron por ella", pero hace justo un mes que la han vuelto a cerrar y "volvieron a romperla".
Todavía permanecen colgados en la fachada del restaurante los carteles que avisaban a los ladrones de que esa puerta estaba abierta. "Más difícil no lo puedo poner y si sigue así pienso dejar abierto todo o cerrarlo definitivamente", ha sentenciado.
Entre las medidas que ha tomado se hallan las de "comprar diariamente", y de "no reponer" los sistemas de seguridad. Tampoco ha vuelto a comprar otra máquina de tabaco, por lo que ahora venden tabaco "en la barra".
Así, tanto el dueño como los empleados han llegado a la conclusión "de dejar algo de dinero siempre en el bar" para que no destrocen nada porque "cuando no se ha dejado nada lo que hacen es buscarlo", y eso supone "más cosas rompen".