Gallardón y Cobo
EP
Actualizado: jueves, 30 diciembre 2010 12:00

MADRID, 30 Dic. (EUROPA PRESS) -

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, cierra estos días un año marcado fundamentalmente por los asuntos financieros, con la deuda y las restricciones presupuestarias como principales protagonistas de 2010 y, previsiblemente, también del próximo ejercicio, ya que serán los factores que más condicionarán su programa de cara a la campaña electoral de mayo.

Aunque a principios de año la capital resistía con relativa fuerza los embates de la crisis económica, a finales de mayo el primer edil aprovechaba su discurso en el Debate sobre el Estado de la Ciudad para anunciar un plan de recortes que permitiría a la capital ahorrar unos mil millones de euros.

Por delante se llevaba a la televisión municipal esMADRIDtv, a empresas públicas como Madrid Global, Madrid Movilidad o Voluntarios por Madrid; así como proyectos de inversión no prioritarios como el Centro Internacional de Convenciones o el estadio de Vallehermoso, que quedaron aplazados hasta nuevo aviso.

Estas medidas no fueron sin embargo suficientes, por lo que el alcalde decidió reducir las partidas de subvenciones, protocolo, alquileres o vehículos, así como reducir los sueldos de toda la Corporación un 15 por ciento, lo que se sumaría a las rebajas salariales impuestas apenas un mes después por el Ejecutivo central a los funcionarios.

Además, para no tocar los servicios de teleasistencia, ayuda a domicilio y dependientes, Gallardón ordenó a todos sus delegados revisar los contratos de sus respectivas áreas a la baja en un 15 por ciento de media, lo que obligó a tomar decisiones como reducir la recogida de basuras (con un amago de huelga incluido) o no contratar la campaña de la hoja en otoño.

Todas ellas medidas criticadas por la oposición, que consideraba que había otras partidas y departamentos de donde se podía recortar para que no fueran los ciudadanos y los trabajadores los que pagaran el pato de la crisis.

PROBLEMAS PARA PAGAR A PROVEEDORES

A pesar de todo esto, la situación financiera del Ayuntamiento se fue tensando con el paso de los meses de manera irremediable, especialmente tras algunas medidas tomadas por el Ejecutivo central, según ha denunciado incansablemente el delegado de Hacienda, Juan Bravo, que se quejaba de que al "incumplimiento" de la promesa de reformar el modelo de financiación local se unían ahora nuevas restricciones.

No permitir la refinanciación de la deuda que vencía a final de año, no permitir tampoco hacerlo con el 80 por ciento de las amortizaciones previstas para el próximo ejercicio, no permitir disponer de las pólizas a corto plazo o no activar la Ley ICO para el pago a proveedores fueron algunas de estas medidas.

Mientras, trabajadores de servicios como la limpieza o la jardinería amenazaban con pararse, y sus empresas reclamaban al Consistorio madrileño y otros ayuntamientos de todo el país deudas millonarias por sus concesiones, que llevaban meses de retrasos en los pagos.

El punto álgido llegó el Día de la Hispanidad, cuando Gallardón aprovechó el desfile militar para reprocharle al presidente José Luis Rodríguez Zapatero su actitud "desleal" hacia las corporaciones locales y negar que tuviera ninguna intención de aumentar su deuda.

Fruto de este enfrentamiento, el 17 de noviembre el presidente recibió al alcalde madrileño en La Moncloa para responder a sus peticiones, plasmadas en un documento que había sido remitido al Ministerio de Economía un mes antes.

A pesar de los buenos augurios que parecía propiciar el encuentro en la sede de la Presidencia, finalmente Gallardón salió de la reunión "decepcionado" ante la negativa a todas sus propuestas, y con la misma situación económica que un mes antes.

Eso sí, por el camino había ideado dos operaciones financieras para dar un poco de oxígeno a la Tesorería municipal y aliviar así las deudas con algunos pequeños proveedores: la subrogación de la deuda de la M-30 y la venta de las acciones municipales de Mercamadrid a Madrid Espacios y Congresos. En total, 190 millones de ingresos y cien millones más ahorrados.

Así, el pasado 22 de diciembre el Consistorio aprobó los últimos presupuestos de la legislatura que, con 4.526,2 millones de euros, caen un 8,9 por ciento y llegan a niveles de hace un lustro, si bien desde el Ejecutivo local se asegura que la reducción se ha amortiguado con la reducción de inversiones, la amortización de plazas, las reducciones de horarios y sueldos, y la desaparición de las subvenciones al desarrollo.

Además, las cuentas municipales prevén una amortización de deuda que, de no cambiar las decisiones del Gobierno central, ascenderá a los 346 millones de euros, con lo que la deuda del Ayuntamiento quedará en 6.105 millones, una cifra similar a la de 2007.

MÁS DE LO MISMO EN 2011

En este panorama, desde el Ayuntamiento se asegura que se ha cumplido el 86,14 por ciento de su programa electoral, si bien 193 acciones han debido ser aplazadas como consecuencia de los recortes presupuestarios.

Sin embargo, más que lamentarse por lo que pudo ser y no ha sido, en el Palacio de Telecomunicaciones de Cibeles piensan ya en el nuevo año que estará marcado por las elecciones municipales y autonómicas de 2011.

Aunque el partido aún no ha confirmado oficialmente la candidatura de Gallardón, el presidente de los 'populares' ha afirmado en más de una ocasión y foro que el primer edil está llamado a intentar revalidar su cargo, y éste lo ha aceptado desde el primer momento "sin contraprestaciones", es decir, sin pedir como hace cuatro años un puesto en las listas al Congreso de los Diputados.

Así las cosas, ahora debe enfrentarse a la elaboración de un nuevo programa electoral tras cumplir lo que en más de un ocasión ha definido como el tiempo perfecto para un proyecto político, dos legislaturas. Y deberá hacerlo, además de con estrecheces económicas, sin poder contar con proyectos tan emblemáticos como la M-30, Madrid Río o la candidatura olímpica.

Aunque poco se sabe aún de sus propuestas estrella, algunos medios han publicado informaciones relativas a una posible revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la capital para decidir cómo quieren los ciudadanos que sea "el Madrid de sus hijos", según ha explicado el propio regidor, sin dar más detalles.

Además, aún deberá rematar algunos proyectos aplazados por la crisis, si es que la situación lo permite, así como otros retrasados por diferentes coyunturas, como la reforma del eje Prado-Recoletos en el tramo declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

GALLARDÓN Y AGUIRRE

Y es que esa parte del paseo, que debería haber sido modificado esta legislatura, aún sigue luciendo el aspecto de hace años debido a la paralización del proyecto en la Comunidad de Madrid, que debe conceder la Declaración de Impacto Ambiental, pero que insiste en la necesidad de buscar alternativas a una reforma que desplazará gran parte del tráfico hacia el parque de El Retiro.

Aunque Gallardón se ha mostrado dispuesto en todo momento a aportar más documentación que justifique su decisión de desechar la opción del túnel que propone la presidenta Esperanza Aguirre, y se ha mostrado confiado en que el plan saldrá adelante, la realidad es que no se ha movido aún ni una piedra en esta zona, por lo que será otro proyecto a desarrollar a partir de 2011 si continúa ocupando la Alcaldía.

Para ello deberá contar, una vez más, con la complicidad de la presidenta regional, con quien este año ha tenido una relación algo más fácil que antaño, aunque sólo tras el cierre de la renovación de los órganos de dirección de Caja Madrid y la elección de Rodrigo Rato como presidente, una decisión que acabó con graves tensiones entre ambos 'populares' que se saldaron incluso con la suspensión temporal de militancia de Manuel Cobo, resuelta en septiembre, tras unas duras declaraciones contra Aguirre por este tema.