MADRID, 18 Feb. (EUROPA PRESS) -
Marisol lleva "diez años y seis meses desaparecida" y su familia "desesperada" pide que vuelva a moverse el caso, ya que en todo este tiempo, según cuenta su hermana, "no han logrado encontrar su cuerpo", ni "pruebas" concluyentes sobre lo que sucedió y "las investigaciones han quedado estancadas", aunque "el caso no está cerrado".
María Dolores, hermana de la desaparecida, explicó a Europa Press que aún no se ha cerrado el caso y que lo que quieren es "encontrar el cuerpo de su hermana" y saber qué sucedió para que en el peor de los supuestos, al menos, Marisol "tenga un entierro".
En este sentido, María Dolores se sitúa en la trágica posibilidad de que su hermana no esté ya con vida, por ello alberga la esperanza de que quien "la haya matado, como los que han ocultado" pruebas para descubrir qué pasó desde aquel 15 de septiembre del año 2000, fecha en que ya nadie sabe de ella, "vayan a la cárcel".
Ahora, cuando pasa más de una década de la desaparición, la hermana de Marisol pide a la Policía "que vuelvan a investigar", que el caso no caiga en el olvido, y espera que nuevas pruebas puedan arrojar luz sobre los acontecimientos y los movimientos que realizó la mujer.
EN TRÁMITES DE SEPARACIÓN.
Así, María Dolores relató que en esas fechas, su hermana se encontraba en trámites de separación de su marido y que ella no vivía en el domicilio que la pareja compartía en la localidad madrileña de Aldea del Fresno, junto a los dos hijos del matrimonio.
Pero el día en que Marisol desapareció, según explicó María Dolores, "trabajaba de tarde y al salir se fue a Aldea del Freno y entró a la casa y les oyeron discutir desde la calle. La vieron entrar pero ya no la vieron salir".
María Dolores recibió tres días después una llamada "de la persona que en ese momento salía con ella", que le indicó que su hermana "llevaba tres días sin ir al trabajo" y que según le apuntó "había tenido una discusión muy gorda con su marido y ya no supo más de ella".
Ante esta noticia, María Dolores, que se encontraba de vacaciones, volvió inmediatamente a Madrid, para saber qué había pasado. Directamente acudió a ver a su cuñado y éste "sin preocupación ninguna", le dijo que "se había ido enfadada" y que estaría en la playa tomando el sol.
Pero estas explicaciones no la convencieron, pues algunos enseres de su hermana, como "su móvil, su ropa y sus pertenencias", contó, estaban allí. A pesar del dolor, no puede sino ironizar y pensar que María Dolores "se fue andando y en pijama y así lleva diez años".
Las cosas no le quedaron nada claras, y la actitud del marido le extrañó. Al momento, acudió a la casa de Madrid donde su hermana vivía en ese momento, tras dejar el domicilio de Aldea del Fresno, y allí precisó que "no faltaba nada". "Ni se había llevado más ropa, ni había movimientos en la cartilla, ni nada, y una persona que no necesita nada es porque está muerta", sentenció.
DOLOR Y POCA COLABORACIÓN
A la incertidumbre sobre lo que sucedió aquel día de septiembre y a la ausencia de su hermana, María Dolores apuntó la actitud, muy dolorosa para ella, del marido de Marisol, que nunca ha querido colaborar, según su versión.
"No me quiso dar ni fotos actuales de ella para buscarla", añadió, al tiempo que le acusó de haber querido comprar su silencio en alguna ocasión. María Dolores insistió en que él "nunca puso interés en buscar a su hermana", ni él, ni los dos hijos de Marisol. "Han cortado toda relación con la familia" de su madre desde que sucedieron los hechos. "Ni siquiera vinieron a las manifestaciones que se hicieron para buscar a Marisol", apuntó.
Las esperanzas de María Dolores, a pesar del paso de los años, se mantienen y su objetivo sigue siendo el mismo desde hace una década y sólo busca que todo se esclarezca. Confía en nuevas investigaciones para que "después de tanto tiempo" donde ella cree que existe "una historia forjada en la mentira" sea ahora difícil "acordarse, y contarlo de la misma manera", por lo que espera que alguien caiga en alguna contradicción que permita obtener alguna pista.